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LÉXICO

FAMILIA

Tenemos sacralizada la palabra familia por considerarla una de las más preciadas herencias del pasado. Pero tendríamos que preguntarnos si efectivamente nació la familia como algo sagrado desde nuestro punto de vista, y si no se produjo en algún momento un cambio profundo de significado. Entendemos hoy por familia el grupo de personas que tienen entre sí algún grado de parentesco, partiendo del núcleo formado por padre-madre-hijo/s. Y la primera pregunta que hay que hacerse es si la palabra que nos dejaron en herencia los romanos albergaba esa misma institución. Es evidente que no. Basta echar un vistazo al campo léxico de familia para observar que ahí predomina la servidumbre. Maiores nostri servos familiares appellaverunt (Nuestros antepasados a los esclavos los llamaban familiares).

Si tenemos en cuenta que es en la palabra gens, gentes donde recogen los latinos la idea de parentesco en su máxima amplitud (no olvidemos que a los padres los llamaban genitores; de la misma raíz que gens), entenderemos más fácilmente que la familia fuese más bien una institución "administrativa". Familiaris se usó también en oposición a hostilis y inimicus. Si la familia era el dominium, es lógico que fuera de ella quedasen los hostes y los inimici. Está clarísimo que la familia romana no está formada por el núcleo pater-mater-líberi (que no filii), sino más bien por el paterfamilias y los fámuli. Observemos las dos líneas de derivación: familiares por una parte (parece una simple adjetivación del sustantivo) y fámuli por otra, que se caracteriza por su desinencia de diminutivo (-ulus). Y probablemente no es casual que al distanciarse ambos términos se haya reservado el diminutivo (que significa "disminuidor") para designar a los esclavos y a sus sucesores los criados. Efectivamente, al servicio siempre se le ha designado con palabras disminuidoras: empezando por el boi de los ingleses, continuando por criado-criada (de "criar", es decir de tierna edad), chico-chica, mozo (ya en los oficios), minyona en catalán (que significa "chica"), y puer-puella en latín, que era sinónimo de esclavo-esclava. Con todo esto, a uno le asalta la sospecha de si no sería la familia como tal el criadero de fámuli, es decir de esclavos para sostener la unidad de subsistencia en que estaba constituida. Porque volviendo a las cuestiones estructurales, un paterfamilias no es un guerrero; es decir, no es aquel que ha organizado su dominium sobre la adquisición de bienes, entre ellos los esclavos, mediante la guerra, sino uno que ha optado por asentar su dominio en la crianza y en la producción. Es por tanto la de la familia una institución claramente pre-romana y contraria al espíritu de conquista que caracterizó al pueblo romano. Está claro que son de difícil superposición los prototipos del miles (soldado) y del paterfamilias, como son difíciles de superponer el cazador y el ganadero, el comerciante y el guerrero.

No pretendo que estas reflexiones den en un blanco tan lejano y tan borroso. Me basta dejar sentado que la especulación léxica puede ser una buena herramienta para escudriñar en la historia y en la antropología.

Mariano Arnal

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