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REPORTAJES |
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El paisaje árido y despejado de la
Ribera encuentra su expresión más acentuada en las Bardenas
Reales dónde la erosión de los suelos de arcillas, yesos y
areniscas han crado un paisaje de apariencia lunar, con
abarrancamientos, altas mesetas peladas y cerros solitarios. Este
territorio perteneció a la corona de Navarra que otorgó su uso
para pastos de invierno de los rebaños de ovino de los valles
pirenaicos de Salazar y Roncal, que todavía mantienen esta
práctica renovada cada año el 18 de septiembre cuando las ovejas
entran en el territorio bardenero con un ritual conocido como
Sanmiguelada. En tiempos de Felipe V, los pueblos del entorno de
las Bardenas consolidaron los derechos de aprovechamiento de leña
lo que provocó la desforestación del terreno, y más tarde para
la explotación cerealística, un uso que también hoy continúa.
Situado al SE de Navarra, lindante con Aragón, hay un gran
espacio sin núcleos habitados que no pertenece a ningún
municipio. Se extiende de norte a sur a lo largo de 45 Km. y de
este a oeste 24 Km. Se parte de Pamplona cogiendo la N-121 o la
autopista A-15 en dirección Tudela. Coger el desvío a la salida
de Valtierra y llegará a las Bardenas Reales, en concreto, a la
zona de las Bardenas negras. |