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REPORTAJES |
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La Vitoria-Gasteiz
modelo de urbanismo racional y de ciudad moderna de servicios es
además un lugar cálido y entrañable que expele clasicismo y
armonía. La ciudad neoclásica comienza en su Plaza de España o
Plaza Nueva, elegante y equilibrada. Esta pequeña joya alberga el
Ayuntamiento de la ciudad. Desde esta plaza y por la calle
Postas llegamos hasta la Plaza de los Fueros, diseñada por el
escultor Eduardo Chillida y el arquitecto Peña Ganchegi. Tras
cruzar la calle de San Prudencio y la calle Dato, artería
principal de la ciudad, accedemos a la plaza del General Loma. Aquí
se levanta la Iglesia y el Convento de San Antonio frente a dos
esculturas del artista Agustín Ibarrola. Pasamos junto al espléndido
Parque de la Florida, en uno de cuyos vértices se encuentra el
edificio del Parlamento Vasco. Cerca se encuentra la Catedral
Nueva, de estilo neogótico. En las proximidades podemos seguir
deleitándonos con la portada neoclásica del Convento de las
RR.MM. Brígidas, en la calle Vicente Goikoetxea. Llegamos así
hasta el Palacio de la Provincia, sede de la Diputación foral de
Álava. Desde este palacio desembocamos en la plaza de la Virgen
Blanca, en cuyo centro se encuentra el Monumento a la Batalla de
Vitoria. Esta ciudad ofrece además la posibilidad de realizar
largos paseos por algunos lugares de serena belleza, como los que
imperan entre el Paseo de la Senda y Armentia. Este recorrido de
tres kilómetros puede iniciarse junto al Parlamento Vasco,
atravesando el frondoso arbolado del Parque de la Florida.
Siguiendo el Paseo de la Senda, encontramos el Palacio de Zulueta,
sede del Archivo Sancho el Sabio y llegamos hasta el Paseo de Fray
Francisco, donde se halla el Museo de Armería. Frente a él, el
Museo de Bellas Artes alberga colecciones de pintura y escultura
desde el gótico hasta nuestros días.
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