VIAJE A EGIPTO, RUMBO A EL CAIRO VÍA ITALIA

HOTEL SHERATON

La primera sorpresa que nos aguarda en tierras egipcias, son las largas distancias existentes. Nuestro hotel, uno de los tres SHERATON que tiene El Cairo, está situado a unos 17 Km. del aeropuerto y a otro tanto del centro neurálgico de la ciudad. Un Metro, que parece más bien un tren de cercanías por los largos trayectos recorridos, y unas autovías con tres o cuatro carriles en cada sentido, permiten unos desplazamientos óptimos y fluidos para los usuarios porque, sea dicho de paso, la población de la capital de Egipto con 14 o 15 millones de habitantes es, con creces, la más poblada, no sólo de Egipto, sino también de África.

Observando una ausencia casi total de semáforos en algunas arterias principales, y viendo como el peatón cruza la calzada sorteando vehículos, comentamos con Nagui el peligro existente para el peatón. Nagui se ríe, y nos asegura que ocurren muy pocos accidentes de tráfico. Algo de verdad debe haber en esas afirmaciones según pudimos apreciar; en los ocho días que pasamos en Egipto y lo mucho que circulamos por sus calles, no vimos ningún accidente. Todo lo contrario, la imagen que guardamos del conductor egipcio es, en general, la de un hombre tranquilo, sobrio y templado, metido cuerpo y alma en su trabajo. Los bocinazos impertinentes pidiendo paso, las sordas imprecaciones a través de cristales cerrados, dedos que se levantan, no precisamente en signo de victoria, y un conductor que se baja de su coche y se dirige amenazante hacia otro conductor, son espectáculos que no existen en Egipto. Tanto arranque de furia, y tanto refinado comportamiento es, a buen seguro, monopolio exclusivo de nuestro agitado y estresado mundo occidental...

Ciertamente el egipcio también toca la bocina, pero sólo en caso de necesidad o para llamar la atención de algún despistado grupito de turistas, mirando a los cuatro vientos, para llamar su atención y preguntarle seguidamente si quieren taxi. Si cometen alguna infracción involuntaria, lo solucionan con una amplia sonrisa, y la cosa no va más allá. El pacifismo que se respira en Egipto es contagioso y, para nosotros, en la actualidad, las noticias contradictorias que nos puedan llegar a través de algunos medios de comunicación, quedan en pura anécdota. Son puntuales en extremo, sin embargo, no se dejan empujar fácilmente por las agujas de un reloj; esto también es tesoro añadido de los países industrializados; acaso nosotros, presionados por las prisas, no tratamos siempre de detener la hora, para llegar a tiempo...

Nagui, nos anticipa que al día siguiente nos presentará a su jefe directo D. Nashaat Waheeb, Manager de Turismo de "Flash Tour", y también al guía que tenemos asignado para El Cairo, conocedor de la historia de su país, de su entorno, de sus costumbres, que habla un perfecto castellano y hasta cuenta chistes de Lepe. Quedamos sorprendido oir hablar de ese postinero y limpio pueblo de Huelva (hoy también conocido por sus excelentes fresas), en tierras tan lejanas. Nunca pensé que unos chistes pudieran tener tal alcance de difusión, pero Nagui tenía razón, en los tres días que siguieron, nuestro simpático guía nos contó unos cuantos.