Santos del día 6 de
Septiembre
Eva, Eleuterio, Petronio, Zacarías.
EVA
Como dice el Génesis, en
que aparece el nombre de Eva con su interpretación, Eva significa
"Madre de todos los mortales". Es una gran distinción que la mujer,
desde el principio, aparezca en la Biblia con un nombre que la
ennoblece. No es pareja en este aspecto la fortuna de Adán, puesto que
mantiene como nombre propio su nombre común, cuya forma es Adam y
significa hijo de la tierra de labor, o incluso la misma tierra
labrantía, la tierra roja. El nombre común de mujer, como dice la misma
Biblia es Adama, pero Dios quiso honrarla con el nombre de Eva.
Con ser tan significativo este nombre, no se ha extendido de forma
considerable su uso hasta nuestros días, en que goza de popularidad.
Eva es
la madre del género humano, por lo que ocupa un lugar muy importante en
los libros sagrados en que se asientan los cimientos de nuestra cultura.
En el inicio de la humanidad tenía que quedar explicado nuestro
presente. Por eso la Biblia nos presenta a una primera mujer, Eva, que
es el punto de partida de la mujer de hoy. Punto de partida de una
humanidad que va con fuerza hacia delante, y en el que la mujer está
recuperando el terreno perdido. Explica, pues, la Biblia en el Génesis,
que "Adán dio nombres a todos los animales y a todas las aves del cielo,
y a cada una de las bestias del campo; pero que no encontraba una
compañera para él. Por lo que sumió el Señor Dios a Adán en un profundo
sueño, y quedó dormido. Y tomó una de sus costillas y la rellenó de
carne. Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, hizo
una mujer y se la presentó a Adán, quien exclamó: Esto es ahora hueso de
mis huesos y carne de mis carnes. Ella se llamará Varona porque
ha sido formada del varón." (Génesis, 2 20-23). Hay que decir que
entre todas las mitologías que narran el origen del hombre y de la
mujer, la historia bíblica de Eva es de las más bellas, de las que
encierran un concepto más alto de la mujer. La Eva bíblica es, en
efecto, incluído el relato de la manzana (interpretación simplificada de
un mensaje más complejo), una mujer en plano de igualdad con el hombre,
un modelo de mujer extraordinariamente atractivo en una época en que
apenas se estaba iniciando su salida de la esclavización a que había
sido sometida (no olvidemos que aún hoy en algunas culturas la condición
de la mujer se acerca excesivamente a la esclavitud). De ahí que la
figura de Eva haya sido altamente mitificada y se haya convertido en una
de las imágenes más representadas en toda la historia de la pintura, y
en un tema que no falta en ningún códice miniado.
Celebran su onomástica las
que llevan el nombre de Eva el 19 de diciembre, en que la Iglesia
conmemora a la idealizada madre de toda la humanidad, que bien se ganó
la gloria del Paraíso. El 11 de febreo y el 30 de agosto se hace memoria
de santa Eva mártir. El 25 de junio se celebra santa Eva monja, y el 6
de septiembre se conmemora el martirio de santa Eva virgen y mártir.
Cinco ocasiones, pues, para celebrar tan extraordinario nombre, en el
que se conjugan el eterno femenino, del que Eva es la máxima expresión,
y la capacidad de afrontar con la misma entereza lo bueno y lo malo, y
una fidelidad realmente encomiable. ¡Felicidades!