SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 28 de Septiembre

Wenceslao, Marcial y Lorenzo mártires; Alarico, Alodio, Annemondo, Ausencio, Doda, Eustoquio y Everardo confesores; Caritón abad; Exuperio, Fausto, Salonio y Silvino, obispos; Lioba virgen; Baruch profeta.


LORENZO

Su forma latina es Laurentius, un derivado de laurus, que significa "laurel", la planta que simbolizaba la gloria y la inmortalidad. Por eso se coronaba a los vencedores (tanto militares, como deportivos, como literarios) con la corona de laurel. Derivado de laurus se formó el nombre de Laurentum, antigua ciudad del Lacio. Al habitante de esta ciudad se le llamaba Laurens o Laurentus. De este gentilicio se formó el nombre propio Laurentius, que traducimos como Lorenzo.

Este nombre nos habla del laurel y de todo lo que con esta planta sagrada se simboliza: la inspiración, la buena fortuna, la gloria, la victoria. En la Edad Media se empleaba el laurel en las universidades para coronar a los poetas, a los artistas y a los sabios. Y en el deporte se ha usado siempre para coronar a los vencedores. El nombre de Lorenzo se ha llevado mucho en España. El gran san Lorenzo del siglo III, el que murió en las parrillas, fue español sin ninguna duda. Este es un nombre muy popular. Nos recuerda su popularidad la canción esa que dice: "El sol se llama Lorenzo y la luna Catalina..."

San Lorenzo nació muy probablemente en Huesca. Conocemos el nombre de sus padres: Orencio y Paciencia. Sabemos que sustituyó a Sixto como primer diácono (servidor de los pobres) cuando éste fue elegido papa. Sabemos también que sufrió el martirio tres años más tarde que éste. Cuentan sus hagiógrafos que el emperador Valeriano le exigió a Lorenzo que entregara los bienes de la Iglesia, pues él era el que los administraba en el socorro de los pobres. Ante la insistencia del emperador para que ejecutara sus órdenes, le pidió tres días para poder recogerlos. Reunió Lorenzo en estos tres días a todos los pobres, viudas y huérfanos a los que la Iglesia socorría, y con ellos se presentó a Valeriano y le dijo: "He aquí todas las riquezas de la Iglesia; a su servicio están todos los bienes que la caridad de los ciudadanos de Roma pone en nuestras manos." Se sintió afrentado el emperador por este gesto de Lorenzo, por lo que mandó quemarlo en unas parrillas. Cuenta la tradición que sufrió con una gran serenidad tan cruel martirio, de manera que cuando estuvo bien quemado de un lado, dijo a sus verdugos: "ya podéis darme la vuelta, que de este lado ya estoy asado." Se cree que esto ocurría el 10 de agosto del 258, 259 o 260. Esta es la fecha en que los Lorenzos suelen celebrar su onomástica, aunque pasan de la decena los santos de este nombre. Italia y España son los países en que más ha florecido el culto al santo. En Roma tiene dedicadas nueve iglesias. En España las catedrales de Huesca y de Burgos y el monasterio de San Lorenzo de El Escorial erigido por Felipe II para conmemorar la victoria de San Quintín. También la iconografía es abundantísima. Fra Angélico, Ribera, Zurbarán, Memling, Andrés de la Robbia, Bernini y otros han representado al santo en sus lienzos o en sus esculturas.

Estamos ante un nombre importante de verdad. Está emparentado con los laureles y con la inspiración; es también el nombre del Sol, que no es poco. Tiene un santo patrón valiente, generoso e ingenioso. Y ha gozado de un culto cuya obra cumbre es el monasterio de El Escorial, nada menos que la octava maravilla. ¡Felicidades!

Copyright  EL ALMANAQUE  todos los derechos reservados.