ArktouroV (arktúros) es
la forma que tiene este nombre en griego. Es para los grigos el nombre
de una estrella que literalmente significa "Guardián de la Osa"; es una
estrella que se encuentra en la constelación del Boyero, frente a la Osa
Mayor. Llamaban también así los griegos al tiempo en que esta estrella
estaba visible, a mediados de septiembre. ArktikoV (arktikós)
significa inicial, septentrional del norte (de arcw / empezar),
y arktoV (árktos) es el oso o la osa. OuroV ((úros) por su
parte significa guardián, protector, defensor. Sea la fonética, sea la
semántica, o ambas a la vez, o quizá otros sustratos culturales han
hecho coincidir el oso y el ártico. Lo cierto es que este nombre no se
da sólo en la cultura griega.
Los Arturos celebran su onomástica el
1 de septiembre, fecha en que se celebra el único san Arturo del
santoral. Se trata de un monje trinitario, irlandés, del siglo XIII.
Estando de predicación en Babilonia junto con sus compañeros Ferganámino
y Patricio, fue tal el odio que suscitaron en los musulmanes, que los
condenaron a la hoguera. Pero no le viene de ahí al nombre el prestigio
legendario, sino del gran rey Arturo, Arthur o Artus, que de las tres
maneras se le conocía, rey de los siluros de Carleón, en el País de
Gales de Gran Bretaña.
Vivió en el siglo VI y
llenó con su fama toda la Edad Media. Luchó contra los sajones, que
habían invadido su país. Los venció. Siguió hacia el norte y conquistó
Escocia, Irlanda, Noruega, Dinamarca Goetlandia... Murió el año 542,
herido en combate; pero el pueblo prefirió creer que estaba dormido en
la isla de Avalón, guardado por nueve hadas, y que despertaría de su
sueño para vengar a los bretones.
Fue mitificado por la
leyenda, que le convirtió en la metamorfosis del dios galo Mercurio
Artario, el dios protector de la agricultura, que reinaba en el
fantástico reino de Oberón y en la isla encantada de Avalón, y que había
vencido al terrible jabalí Twrch Trwyth, al demonio gato de
Lausana y al gigante del Mont-Saint -Michel. En él se encarnó la
resistencia céltica contra los bretones. Esto y la leyenda de los Caballeros
de la Tabla Redonda es la materia principal de la leyenda del Rey
Arturo. Han pasado a la historia, después de este rey, Arturo I
de Bretaña, hijo póstumo de Godofredo II Plantagenet y Constanza de
Bretaña.
Era sobrino carnal de
Ricardo Corazón de León, que antes de marchar a Tierra Santa lo
reconoció como su sucesor. Los acontecimientos se inclinaron a favor de
Juan sin Tierra. Murió en 1202. También nos recuerda la historia
a Arturo II (1262-1312), Duque de Bretaña, hijo de Juan II y de Beatriz
de Inglaterra. Fue el primero en admitir en la Asamblea al "tercer
estado". Fue en Ploërmel (1309). Arturo III (1393-1458), duque de
Bretaña y de Turena, conde de Richemont, de Etampes, de Dreux y de
Monfort, hijo de Juan V de Bretaña y de Juana de Navarra, luchó contra
los favoritos de Carlos VII y contribuyó en gran manera a rescatar
Normandía y Guyena que estaban en poder de Inglaterra.
El último gran Arturo que
nos recuerda la historia es Arturo príncipe de Gales (1486-1502), que
casó con Catalina de Aragón, hija de los reyes Católicos. Hermano de
Enrique VIII, fue regente mientras su hermano luchaba contra Luis XII de
Francia. He ahí un nombre al que es imposible añadirle grandeza y
esplendor. Nombre cargado de historia y de leyenda, y además brillando
en el cielo. ¡Felicidades!