SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 16 de mayo

Ubaldo, Posidio, Fuerte, Honorato, Audas, Peregrino y Dómnolo obispos; Flaviano, Aquilino, Victoriano, Genadio y Félix mártires; Juan Nepomuceno presbítero; Gema Galgani y Máxima vírgenes; Brendano y Simón Stock abades; Andrés Bobola mártir, jesuita.


ASCENSIÓN

Forma parte este nombre de una línea onomástica en que se celebra alguno de los grandes momentos y de los principales fundamentos de la fe de nuestros padres. Así Trinidad, Sagrario, Encarnación, Purificación, Ascensión, Asunción, Natividad, Anunciación o Anunciata, Sacramento, Dulce Nombre (de María)... Ascensión procede del latín ascéndere (ad + scendo), que significa subir y hace referencia a la subida o ascensión de Jesús al cielo después de su Resurrección.

La Ascensión de Jesús a los cielos es la culminación, la apoteosis de la vida del gran protagonista de la religión cristiana. Es la que da sentido a toda su vida y a toda su doctrina. Es el final feliz del ambicioso proyecto del cristianismo diseñado para salvar a la humanidad en su esclavitud. Si la vida de Cristo, como presagio de la vida de todo cristiano, no acaba en la Ascensión, se queda frustrantemente inacabada. He aquí el relato del Evangelio: Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: "Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y convertid a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estaré con vosotros todos los días, hasta la consumación de los siglos." (Mt 28, 16-20) Cuando hubo dicho esto, se elevó delante de ellos, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse". (Ac 1, 10-11)

La Ascensión ha dejado su rastro en la geografía. Así se llama una de las sesenta parroquias en que inicialmente se dividió el estado de Luisiana, en los Estados Unidos; se llama así una isla inglesa en el Atlántico, a 1330 km de Santa Elena, descubierta en 1501 por el portugués Juan de Novoa el día de la Ascensión; en Bolivia recibió también este nombre la misión fundada en 1826 en la provincia de Velasco, departamento de Santa Cruz; en México, en la costa oriental del Yucatán

está la bahía de Ascensión; fue descubierta por Juan de Grijalva el 13 de mayo de 1518. También en Galicia, en la provincia de Pontevedra, término municipal de Puenteáreas, hay una aldea que se llama Ascensión. Y en Orense, diócesis de Astorga, entre Vega del Bollo y San Andrés está situado el Santuario de la Ascensión, que fue lugar de romerías durante varios siglos.

La onomástica se celebra el jueves de la sexta semana de Pascua o el domingo siguiente. Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión. Es, y sobre todo ha sido ésta una fiesta de gran significado y solemnísima por tanto. La culminación de una gran obra, la sublimación de la propia naturaleza, el fijarse los más altos y nobles objetivos, todo eso contiene este nombre, que dignifica y enaltece a las que lo llevan. ¡Felicidades!

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