SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 25 de marzo

Santos Dimas, Quirino e Irineo. La Anunciación de Nuestra Señora.


GLORIA 

Nombre que no necesita interpretación. Procede del latín gloria; no ha cambiado por tanto su forma ni su significado a pesar del paso del tiempo. Su antigüedad alcanza probablemente los tres milenios. Trae su origen del indoeuropeo: así lo hace creer su homónimo griego kleoV (kléos), en que se forma el concepto de gloria, junto con kluew (klýeo), klutoV (klytós), de donde hemos obtenido ínclito, relacionado con el latín clarus, clara, clarum, en cuyos confines está también el verbo clamare. Tienen en común todas estas palabras, que describen lo que suena, lo que se dice acerca de uno; se refieren al reconocimiento que hacen los demás del valor de uno. Eso es la cláritas y el kleoV (kléos), y la acclamatio y la gloria (todas dentro del grupo fonético cla, clo, glo). Eso es tras lo que finalmente andamos todos: deseamos estar en la boca de los demás ex abundantia cordis, por la abundancia del corazón, porque lo llenamos de admiración unas veces, de inquietud otras, de temor otras. Eso es la gloria, de la que todos estamos necesitados, unos más y otros menos: el que menos, necesita llenar el corazón de los que tiene más cerca; y tener constancia de que lo mantiene lleno, porque la boca es su rebosadero. Ese es el mínimo de gloria que nos garantiza una vida aceptable. Como decían los griegos, todos sentimos la necesidad de kleoV einai tini (kléos éinaí tini) de "ser una gloria para alguien". Los más ambiciosos aspiran a que su gloria alcance a los cielos; por eso se empeñan en acciones heroicas, es decir de dominación; y con ellas se esfuerzan en extender su dominación y señorío para aumentar su gloria. 

Las Glorias celebran su onomástica el domingo de Pascua de Resurrección, que se llamaba antiguamente Domingo de Gloria (el Sábado de Gloria lo fue mientras estuvo adelantada al día la liturgia de la noche entre el sábado y el domingo). Este nombre le viene de que era justamente este día, después de haberse suprimido durante toda la cuaresma, cuando volvía a sonar en la misa el Gloria, que era anunciado con solemnísimo volteo de campanas, que tocaban a gloria. La otra liturgia solemnísima en que el Gloria in excelsis Deo tiene un papel relevante es la de Navidad, en cuyo contexto aparece y se celebra este cántico. De ahí que en los ritos y fiestas Gloria sea sinónimo de alegría, de exaltación, de celebración de los momentos más importantes. A partir de aquí se desarrolla la idea de gloria como lo mejor de lo mejor que se puede alcanzar: estar en la gloria es haber llegado uno a la cumbre de sus posibilidades. Al cielo le llamamos "la gloria", y se llama también así a cualquier lugar delicioso: a la habitación construida sobre el horno en las panaderías y sobre el hipocausto en los conventos, la llamaban "la gloria". Y en las tierras donde se cultiva con amor el vino, se llama "la gloria" a la recámara de la bodega en que se atesoran los vinos más exquisitos.

He ahí por qué algo tan noble y tan bello como la gloria tenía que convertirse en nombre de mujer. ¿Quién no desea que su amiga, su mujer, su hija, su amor, sea su gloria? ¡Felicidades por tan maravilloso nombre!

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