TRADICIÓN
Las tradiciones
son como el agua que nos permite nadar por la vida como quien
no hace nada, sin tener que inventar cada vez una manera de
celebrar los grandes momentos de nuestra vida. Sería muy duro
que perdiésemos la memoria colectiva y que cada año tuviésemos
que reinventar la Navidad, la Nochevieja, los Reyes Magos, con
todos los ritos que configuran la celebración de estas
fiestas. Por eso, con mayor o con menor respeto hacia la idea
de la tradición, todos nos cobijamos en ella, porque nos hace
la vida más segura y confortable. Es que no podemos
reinventarlo todo cada año.
Trado, trádere,
trádidi, tráditum;
este es el verbo del que deriva nuestro concepto de tradición.
Completan el campo léxico traditio, traditor y traditus.
Compuesto de trans, que significa más allá, de la otra
parte, del otro lado, a través de, y do, das, dare, dedi,
datum, que significa dar (con todos sus sinónimos). Es
inevitable que unos términos tan genéricos sean aplicables a
multitud de situaciones. El derivado traditio recoge en
latín todos los significados del verbo tradere: acción
de entregar, remitir, transmitir; transmisión, enseñanza;
relación, relato, doctrina. En el sigloII el gramático Aulo
Gelio introduce el significado específico de tradición
(implícito´en el verbo tradere); en el siglo IV
registramos en san Agustín un significado más, que sin duda
debía estar ganando terreno entre los hablantes, que es el de
traición para traditio, obtenido a partir del
significado de entregar, abandonar, etc. que es uno de los
numerosos significados de tradere. El latín prefiere
para este uso el verbo prodere y el sustantivo
proditio, pero la realidad es que ambos verbos son
intercambiables en buena parte de su significado. El propio
Tácito, un clásico, usa traditor con el valor de
"traidor", siendo su valor dominante el de transmisor de algo,
el que hace entrega de algo. Es el hecho de que procedan del
mismo origen lo que hace que la distancia entre tradición y
traición se nos haya quedado tan sutil, dando lugar a errores
y juegos de palabras.
Obsérvese
que del grupo léxico de tradere sólo tenemos el
sustantivo tradición (traditio), del que
desarrollaremos derivados que el latín no tiene: tradicional,
tradicionalmente, tradicionalista. No tenemos el verbo
correspondiente, que sería "tradir", por lo que hemos
tenido que recurrir a otro lexema, mitto, mittere,
missum (enviar, mandar ; de él hemos derivado "meter"),
manteniendo el prefijo trans, para verter en él todos
los significados de tradere, traditum: transmitir,
transmisión, transmisor; y pasados por el cedazo de la
evolución fonética, trámite tramitar y tramitación. En cuanto
a traditio tiene todos los significados que
corresponden al verbo tradere, siendo el de tradición
sólo uno entre muchos. Esto nos lleva a una reflexión:
nuestras lenguas han tenido necesidad de crear el sustantivo
tradición, (sin el verbo, que no nos hacía ninguna
falta) para recoger en él unos valores de los que cada vez ha
sido más necesario hablar para promoverlos. Los romanos no
tenían necesidad de promocionar este valor porque formaba
parte del aire que respiraban. Pero cayó el imperio romano, y
se tuvo que reinventar la vida.