Si
hacemos un recorrido por toda la geografía de
habla hispana explorando cuáles son las
costumbres navideñas, lo primero que comprobamos
es que no es posible hacer afirmaciones
genéricas del estilo "En España, en Argentina,
en México las navidades se celebran de tal o
cual manera, con tales o cuales tradiciones,
estos o aquellos platos y postres típicos..." Si
incluso tratándose de pequeños países es difícil
que tengan valor universal este tipo de
afirmaciones de carácter general, más difícil es
aún que se puedan aplicar a países muy extensos,
en los que se juntan y se cruzan distintos
pueblos, culturas y tradiciones, por lo que es
imposible la uniformidad.
Nuestra fórmula, por tanto, para ofrecer una
visión de las tradiciones navideñas, no será por
unidades políticas, es decir por países, sino
por unidades culturales. Será la palabra,
el elemento cultural, y no el país, lo que nos
sirva de hilo conductor; a él agregaremos ya
todas las informaciones locales de que
dispongamos. Hoy seguimos por tanto con el tema
de ayer, el pesebre, pero a través de su
sinónimo el belén, y nos fijaremos en su
composición.
LOS NACIMIENTOS EN HONDURAS
Siendo sinónimos los términos belén, pesebre y
nacimiento, donde se usa un término, no se usa
ninguno de los otros dos sinónimos. Y del mismo
modo, en cada lugar tienen los belenes, pesebres
o nacimientos, una importancia distinta. Es de
destacar la singularidad de los nacimientos
en Honduras, donde la Navidad tiene un notable
carácter religioso y familiar. En este país
centroamericano, no sólo están extendidos por
toda la población, sino que además son
promocionados desde las instituciones, que
convocan concursos de construcción de los
mismos, de modo que tanto familias como
agrupaciones, como instituciones, compiten entre
sí por ver quién se llevará el premio, del que
forma parte la satisfacción por el
reconocimiento de la calidad de la obra.
Tan
extraordinario interés por los nacimientos,
hace que éstos hayan alcanzado una calidad y
una variedad inigualables. Además de los
tradicionales pueblecitos colgados en las
montañas, la vegetación, el riachuelo, los
campos y las figuras que forman parte del
paisaje (labradores que aran con su yunta,
carros avanzando por los caminos, pastores con
sus rebaños...) añaden los avances tecnológicos
que hacen correr el agua del río, que dotan de
movimiento a algunas figuras, que incorporan la
técnica de la iluminación cambiante a sus
bellísimos paisajes; todo un arte. Lo que es en
Valencia competir por conseguir la mejor falla,
es en Honduras competir por el mejor
nacimiento.
Este
interés general por los nacimientos,
lleva consigo como parte inseparable del ritual
navideño lo que se conoce como posadas,
que son las visitas que se hacen en grupos
festivos a las casas de familiares, amigos y
vecinos, cantando villancicos y
aguinaldos en recuerdo del recorrido que
tuvieron que hacer la Virgen y San José antes de
nacer Jesús en busca de posada. Estas visitas se
hacen desde el 12 al 24 de diciembre. Uno de los
motivos de la visita es precisamente el
disfrutar del nacimiento de cada casa. A
los que vienen pidiendo posada, los anfitriones
les obsequian con ponche infernal, café y una
variedad de dulces comunes y propios de la
Navidad, entre canciones navideñas.
En
estas celebraciones subyace un fondo religioso y
familiar que se procura conservar en su forma
más genuina, porque contribuye de forma
importante a mantener la unión de las familias y
la solidaridad del pueblo. Son precisamente los
nacimientos, las posadas y la
búsqueda afanosa por las casas del Niño
desaparecido (de un nacimiento) los grandes
factores de cohesión, de los que seguiremos
ocupándonos estos días. |