PASTORAL

No está tan claro el papel de los obispos en la iglesia católica. Por empezar, su nombre oficial y auténtico es efectivamente el de obispos, mientras que el de pastores, del que deriva el término pastoral (sustantivo y adjetivo) tiene más bien valor de metáfora. El de "obispo" es un nombre administrativo, porque lo fue la función en sus inicios. El epíscopus latino del que viene nuestro obispo, procede del griego episkopoV (epíscopos), que no significa otra cosa que inspector, porque ese fue inicialmente su oficio. Y cuando digo inspector, me refiero a los dos inspectores que mejor conocemos: el de hacienda, y el de policía. El in-spector latino es un calco exacto del epi-skopoV (epíscopos) griego. Es que la intendencia de una iglesia ya muy extendida y compleja, se basaba en los diezmos y primicias; y el entrenamiento era tan bueno, y tan alta la eficacia, que el imperio romano ya cristianizado, encomendó a los obispos que se hiciesen cargo también de la administración civil. Recordemos que la sede del obispo, antes de serlo la catedral, lo es la basílica basilikh (basiliké) que es el aula regia para administrar justicia.

A los protestantes les repugnaba un nombre tan sumamente administrativo y ligado a la economía; por eso optaron por desecharlo y llamar pastores a los que tenían fieles a su cargo (cura de almas, que se decía antes; de ahí el cura). Ya empleaban los católicos el nombre de pastores para sus obispos. El báculo que lleva el obispo como uno de sus distintivos, nos recuerda efectivamente su oficio de pastor: es el recuerdo del cayado que lleva todo pastor como único símbolo e instrumento de su trabajo. Pero es un extraño pastor: junto al báculo lleva la mitra y el anillo como símbolos de su poder. Es un pastor coronado, que acrecentó el poder que se confirió al primitivo episkopoV (epíscopos), al original inspector sobre los fieles.

La naturaleza de pastores de los obispos, queda bastante desvirtuada con esos símbolos de poder, que se completan con el tratamiento de monseñor, mi señor, que se les da. No obstante, la doctrina insiste en su función dominante de pastores. De ahí que a la impartición de doctrina se la llame pastoral. Es un adjetivo al que se le sobreentienden los nombres de acción, teología, etc. Se entiende que el papa y los obispos son los pastores per se, mientras los demás sacerdotes y seglares que participan en la atención a la grey de los fieles lo son por delegación. (Grey es el cultismo obtenido del latín grex gregis, rebaño, el complementario indispensable del pastor, que obviamente se intenta evitar porque no faltan fieles que consideren ofensivo ser llamados rebaño y de paso correr el riesgo de ser tratados como tal.)

Pero corresponde también el nombre de pastoral (con o sin el sustantivo carta al que califica), a la forma de predicación por escrito propia de los obispos. Las pastorales o cartas pastorales van dirigidas a todos los miembros de la jurisdicción del obispo (clero y fieles). En ellas se imparte doctrina y se dictan normas de conducta. Esta forma de comunicación tan solemne se reserva para ocasiones muy especiales: la toma de posesión del obispo, la cuaresma de cada año y los grandes momentos relacionados con la fe y el culto.

Mariano Arnal