Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)
Nacido en Ginebra, Suiza, el 28
de junio de 1712, Jean-Jacques Rousseau fue el segundo de dos
hijos de un relojero y su esposa, quien murió en su segundo
parto; del primogénito sólo se sabe que desapareció siendo niño
sin dejar rastros de su paradero. Así, el futuro pensador creció
solo al lado de su padre, quien llevaba una vida errante y
despreocupada, pero que gustaba de leer novelas e historias con
Jean-Jacques Rousseau. Esta práctica, despertó la curiosidad y
la fantasía del muchacho que tenía diez años cuando su padre
fue desterrado a consecuencia de una riña.
Entonces quedó al cuidado de su tío Bernard, quien fue nombrado
su tutor, y éste lo puso en manos del pastor Lambercier para que
recibiera educación. Después fue llevado a Ginebra done estudió
geometría y empezó a escribir comedias y sermones que no
mostraba a nadie.
Su familia había elegido para él la profesión de procurador. Le
consiguieron colocación en el despacho de un canciller que lo
despidió por inepto al paso de unos meses. Después fue aprendiz
de un grabador, pero tampoco destacó en ese oficio. A los 16 años
decidió irse de Ginebra y al llegar a Saboya se presentó ante el
párroco del lugar quien lo invitó a abrazar la fe católica. Fue
este religioso quien lo puso bajo la protección de Luise Eleonore
Warrens, joven y agraciada viuda que impresionó al muchacho desde
su primer encuentro.
Trabajó como profesor de música, copista de partituras y
compositor de ópera; también escribió artículos de música, y
en 1750 obtuvo el primer premio de la Academia de Dijon con el
ensayo Discours sur les sciences et les arts.
Dos años después, su ópera El adivino de la Aldea fue
presentada ante la corte en Fontainebleau y la comedia Narcisse en
el Teatro Francés. Después vinieron otros ensayos y La nueva
Eloisa.
En 1762, la publicación de El Contrato Social fue causa de su
expulsión de Francia y se refugió en Neuchatel. Los
planteamientos que hacía Jean-Jacques Rousseau en esta obra eran
la semilla de la Revolución Francesa. Hablaba de la soberanía de
la voluntad del pueblo, de los soberanos como mandatarios del
pueblo, y de la República como forma perfecta de gobierno.
Las dos últimas obras elevaron a Jean-Jacques Rousseau al rango
de director de conciencias de todos los que vivieron en aquella época,
y era solicitado para consultas aun por quienes no comulgaban con
sus ideas.
Tiempo después, a causa de algunas diferencias con pastores
suizos, salió de Neuchatel y se estableció en Berna, luego en
Inglaterra y más tarde en Wothon, donde tuvo tiempo de escribir
sus Confesiones antes de emprender el camino de nuevo para ir a
Lyon, Grenoble, Chambery y Bourgoin.
Para entonces Rousseau había desarrollado un extraño temor que
lo hacía sentirse siempre perseguido y en peligro. En estas
condiciones escribió Les dialogues, Rousseau juge de
Jean-Jacques, que no eran sino un conjunto de divagaciones
comentadas entre él y un supuesto francés.
Luego inició la composición de su último libro Las meditaciones
del paseante solitario, pero ya cansado y enfermo empezó a buscar
asilo que encontró gracias a la caridad del marqués Girardin.
Jean-Jacques Rousseau víctima de la apoplejía, el 2 de julio de
1778.
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