Controle
su Enojo
Todos nos enojamos.
El enojo puede ser provocado por algo que otra persona
hizo o dejó de hacer, o bien por algo que nosotros
hicimos.
Una reacción muy común ante el enojo es
"taparlo".
Cuando usted hace esto, en realidad le pone una tapa y
lo transforma en algo muy poderoso, como el vapor en
una olla a presión. Si no tiene una válvula de
seguridad para desahogarse experimentará un tremendo
aumento de presión dentro suyo, que le producirá una
explosión emocional, una implosión, o algún otro
tipo de avería. La manera de evitar esto es tener una
salida para esa ira.
A continuación, le proponemos un método de
"descompresión", que consiste en aprender a
manejar el enojo.
Esto no quiere decir hacerlo crecer dentro suyo para
luego soltarlo en forma de venganza sobre alguien.
Implica reconocer que está enfadado o disgustado,
enfrentar sus sentimientos y hablar acerca de ellos.
Si llega del trabajo a su casa de mal humor, usted ya
sabe que será facilmente irritable. Entonces, en
lugar de permitir que sus emociones crezcan y hagan
erupción, hágalas salir de una manera controlada,
expresándolas verbalmente ante su familia. Podría
decir, por ejemplo: "Estoy de muy mal humor. No
es su culpa. Es mía. Entré por esa puerta sintiéndome
mal, así que cuídenme un poco mientras me
relajo". Esto exige unos 5 ó 10 minutos de
autocontrol y luego, la emoción negativa se ha ido.
Una de las maneras aceptadas para aliviar el estrés
es hablar en voz alta con sí mismo. El sonido de su
propia voz, combinado con el alivio de expresar sus
sentimientos (Por ejemplo: "Me siento
estresado") impide que la tensión se acumule
dentro suyo. Además, esto tiene la ventaja
suplementaria de dejar entrar a otras personas en sus
emociones, de tal manera que ellas no se sorprenderán
si usted manifiesta algún arranque súbito.
Sentir ira es normal.
Es la respuesta ante tal sentimiento lo que marca la
diferencia. Muy a menudo el enojo es acompañado por
pensamientos de revancha: puede motivar a una persona
a odiar, fastidiar, humillar, criticar u ofender a
otra. No permita que un sentimiento "normal"
devenga en una respuesta "anormal".
En cambio, después de que haya reconocido que se
siente enfadado o perturbado, dígalo. En un
principio, esta charla debe ser con usted mismo.
Admita que está enfadado, no por lo que alguien hizo
o dijo, sino debido a cómo usted reaccionó ante lo
que ellos hicieron o dijeron.
Acepte el hecho de que ninguna persona puede hacerlo
enojar, o estar feliz o triste. Nadie puede fabricar
una emoción dentro de otra persona. Usted es el único
que tiene el poder para crear una emoción dentro
suyo. Y por el mismo motivo, sólo usted es el único
que puede disiparla.
Pregúntese qué efecto tiene en su vida el
comentario, o acto, de la persona con quien se enojó.
¿Cómo cambiará su situación financiera, personal o
comercial?
¿Cuán importante será este hecho dentro de un año?
Estas preguntas ponen las cosas en perspectiva y
generalmente le quitan magnitud al comentario o acto
que lo encolerizó, transformándolo en algo de menor
importancia.
Luego, confronte a la persona.
Dígale que se siente enfadado, herido o fastidiado
debido a su comentario o acto. Explique el porqué.
Usted podría sorprenderse de la respuesta: podría
descubrir que interpretó mal las palabras o los
motivos de la acción de la otra persona. O quizás
ella está arrepentida por haber actuado sin pensar, o
por haber respondido tan emocionalmente y se alegra de
tener una oportunidad de disculparse.
No avance con furia ciega, ni permita que tal emoción
se acumule dentro suyo, perjudicándolo y dañando sus
relaciones.
Hable primero con usted, y en segundo lugar con el
supuesto ofensor.
Y sobre todo, hágalo rápido, porque de lo contrario,
aumentará el cúmulo de su enojo.
"No dejes que el sol se ponga
si todavía estás enojado.
Por cada minuto que estás airado
pierdes sesenta segundos de felicidad".
Marbella Caribe
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