Las garras del Escorpión, que ya los
griegos denominaban Balanza, decidió
el emperador Augusto arrancárselas, para
formar con ellas una nueva constelación que
denominaría Libra para dejar
constancia de su justicia en el cielo. Un
cielo en el que se reflejan la duda
constante, el afán de acertar siempre y la
necesidad de que todos sepan lo buen@s que
somos y lo bien que hacemos las cosas.
Es muy humano, es muy natural, si naciste en
ese paraje del cielo, que te resientas de
los desgarros, que seas especialmente
sensible a la separación de quienes han
formado parte de ti. Es muy natural que
dudes, que te balancees. Pero no te
preocupes, que al fin y al cabo el fiel es
lo definitivo en la balanza; y aunque tarde
en hacerlo, siempre acaba marcando el peso
justo, el justo valor de las cosas. Sigue
dudando cuanto quieras, con la certeza de
que es precisamente el ejercicio de la duda
el que te da la más alta garantía de
acierto.
Si gustas de
identificarte y de que te identifiquen con
el perfil de tu signo zodiacal, ya sabes lo
que te corresponde como Libra. Todos esperan
de ti que seas una persona equilibrada, que
osciles durante un tiempo a derecha e
izquierda, que te decantes ora por lo que te
conviene, ora por lo que te perjudica, pero
que finalmente te decidas por lo que es
justo. Es tu sino, es lo que esperan de ti
quienes te conocen y te aprecian.