ESPECIAL
SALUD
Y VACACIONES
MAL DE ALTURA
Al
ascender a una montaña o viajar a un país de mayor altitud, muchos
viajeros notan variaciones en su cuerpo. La fatiga es mayor de lo
normal, se tiene necesidad de aire, en ocasiones una cierta
somnolencia o crisis repentinas de euforia, mareos, dolor de cabeza;
incluso una especie de borrachera. Son algunos de los síntomas del
llamado "mal de altura".
CAUSAS:
En las alturas, la
presión atmosférica es cada vez menor, de manera que la cantidad de
oxígeno que respiramos disminuye, lo cual comporta una serie de
cambios en la composición de la sangre que afecta al cerebro y demás
órganos de nuestro cuerpo. El mal de altura suele aparecer a los
2.400 m sobre el nivel del mar. A 3.000 m sufre el problema un 30% de
las personas y a más de 4.500 m (donde la presión del aire es la
mitad que al nivel del mar) afecta al 70%.
SÍNTOMAS:
Varían según las
personas, pero suelen presentarse de 12 a 24 horas después de la
ascensión, en forma de vértigos, dolores de cabeza, dificultad en la
respiración, hipertensión, náuseas y cianosis (coloración azulada
de la piel). Las alteraciones del sueño son otra consecuencia
frecuente de la altitud.
TRATAMIENTO:
En general, el mal de
altura es pasajero. Al reconocer los primeros síntomas, se debe
interrumpir la ascensión y descansar. Beber grandes cantidades de
agua y tomar con frecuencia pequeñas cantidades de alimentos ricos en
hidratos de carbono (fruta, galletas, mermelada, ...) Si al cabo de un
tiempo no se mejora, hay que descender.
CONSEJOS:
- Ascender
paulatinamente. Si es posible, aclimatarse a una altura de 2.500 m
antes de continuar la ascensión y no subir más de 300 m diarios.
- Antes de emprender una subida por encima de los 4.000 o 5.000 m hay
que someterse a un entrenamiento específico.