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El
lujoso "Queen Mary II", el transatlántico
más grande del mundo, con capacidad para 2.650
pasajeros, soltó amarras este viernes del puerto
francés de Saint-Nazaire, donde fue construido en
menos de dos años, y pondrá rumbo a Inglaterra,
tras una breve escala en Galicia.
Con el capitán Ronald Warwick, de 63 años, al timón,
el "Queen Mary II", el primer transatlántico
construido desde 1969, dijo adiós definitivo a
Saint-Nazaire, que le despidió con una ceremonia
sobria y con la incertidumbre de un carné de
pedidos vacío. |
Nacido
en el seno de una familia de marinos, Warwick tiene el honor
de comandar esta auténtica fortaleza flotante, decorada en el
tradicional estilo Art Deco de los históricos transatlánticos,
como hiciera su padre con el también mítico "Queen
Elizabeth II". Aprovechando la subida de la marea, el
"Queen Mary II" abandonó la localidad atlántica de
Saint-Nazare por el estuario del Loira en torno a las 14.30
GMT. Le despidieron con todos los honores los aviones de la
patrulla de Francia, que efectuaron tres pasadas sobre el
barco, mientras que éste salía lentamente del estuario con
rumbo al puerto de Vigo. Autorizada por el mismísimo
presidente francés, Jacques Chirac, a volar excepcionalmente,
ya que nunca lo hace en invierno, la patrulla de Francia dibujó
en el cielo despejado de la tarde la bandera tricolor
francesa: azul, blanco y rojo. Unas cien mil personas, muchas
de las cuales fueron con linternas en las manos, como les habían
pedido las autoridades municipales, se agolparon en el puerto
para contemplar el espectáculo. Los actos fueron solemnes y
sobrios, en respeto a la memoria de las quince personas
fallecidas el 15 de noviembre pasado al caer al vacío una
pasarela de acceso al barco. En agradecimiento, los 1.250
miembros de la tripulación formaron en el puente del navío y
colocaron una pancarta en uno de los laterales en la que se
podía leer: "Gracias Saint-Nazaire". Poco antes, se
había celebrado la ceremonia del cambio de pabellón francés
del "Queen Mary II", construido por de los
Astilleros del Atlántico (Alstom), al armador británico
Cunard, propietario del transatlántico, a cambio de un cheque
de 800 millones de euros. Esa ceremonia fue seguida por 600
invitados a través de una pantalla de vídeo gigante en la
sala de bailes del majestuoso navío, donde la orquesta
nacional del País del Loira interpretó "La
Marsellesa" y "Dios salve a la reina", los
himnos nacionales de Francia y el Reino Unido,
respectivamente. Tras la travesía de ensayo a Vigo, donde
permanecerá amarrado unas horas, el "Queen Mary II"
pondrá rumbo a su puerto de atraque, Southampton, donde está
previsto que llegue el viernes próximo. La reina Isabel II lo
bautizará el 8 de enero próximo, cuatro días antes de que
embarquen los primeros pasajeros para un crucero inaugural con
destino a Florida, en Estados Unidos. Seguirán, en 2004,
otros 18 cruceros y siete viajes de ida y vuelta Southampton-Nueva
York, el primero de los cuales está previsto para el 16 de
abril. "¡Izad la bandera británica!". Esa fue la
primera orden que dio hoy a su tripulación Ronald Warwick,
quien no ocultó su "orgullo" de encontrarse al
mando de "un navío como este, el más magnifico de
todos", y más bello aún que el "Queen Elizabeth
II", del que fue nombrado "pacha" en 1990, en
sustitución de su padre, William. Pilotar un barco de 345
metros de largo, 41 de ancho y 74 de alto, es decir, el
equivalente de un edificio de 23 plantas, no parece angustiar
a este hombre con pintas de lobo de mar. Los que si están
inquietos son los habitantes de Saint-Nazaire y los Astilleros
del Atlántico, pues tras la aventura del "Queen Mary
II" se abre un periodo de incertidumbre, ya que no les ha
llegado ningún encargo de nuevos barcos en los últimos dos años,
frente a los 22 que tuvieron entre 1998 y 2001. Les queda, eso
sí, la satisfacción del trabajo bien hecho y el orgullo de
haber construido el transatlántico más grande del mundo. Sus
quince puertos ofrecen una superficie de 39.000 metros
cuadrados de camarotes, lo que equivale a cinco estadios de fútbol.
Las más lujosas son las dos suites, "Balmoral" y
"Sandringham", con una superficie de 209 metros
cuadrados cada una, y que costarán, en este viaje inaugural,
41.200 euros por persona, frente a los 3.000 euros de un
camarote sin vistas. El transatlántico alberga igualmente
33.000 metros cuadrados de espacios públicos, entre ellos un
teatro de mil plazas, restaurantes, cinco piscinas, un
planetario, una talasoterapia, un hospital y hasta una cárcel.
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