Cap.VIII / (7ªEtapa=18,5Km) Calzadilla de los Barros -Zafra (5
Octubre, Lunes)
Despierto poco antes de las 7.0h; en esta etapa no hace falta
madrugar demasiado. Me aseo, incluyendo hoy el afeitado, y
luego busco unos restos de embutido que conservaba en la mochila; me
los comeré en la habitación, junto con unos trozos de pan guardados
de la comida de mediodía.
A
las 7.15, tras tomar café y una magdalena en la barra del bar,
abandono el Hostal Rodríguez. Podría salir por el arcén de la
carretera N-630, pero prefiero la travesía del pueblo. Hay que
remontar la calle del Pilar hacia la Plaza
de España,
para desde allí salir por la calle de Zafra, punto desde
donde parten las marcas del Camino. En la plaza he abordado a
un vecino, para que me indique cuál de las calles adyacentes es la
que ando buscando… Una vez aclarado, y viendo que el paisano no
tiene ninguna prisa, decido completar mi particular campaña
electoral contra el señor alcalde, y le pregunto si lo conoce
personalmente... No podía imaginarme que este buen hombre iba a ser
precisamente un primo hermano del ‘ínclito’ don Antonio.
Naturalmente no me corté ni un pelo en poner a su pariente “a
caldo”, cosa que el madrugador paisano encajó sin un mal gesto; al
parecer le conoce lo bastante como para no extrañarse por mis
quejas.
Una vez explicada la forma en que fui recibido por el alcalde, le
rogué a este madrugador que hiciese llegar a ‘su excelencia’,
y al resto de ediles de gobierno. la siguiente una sugerencia: “que
en lugar de desairar o despreocuparse de los peregrinos, sería mejor
que en alguna reunión del consistorio municipal se planteasen
cambiar el nombre de este pueblo, eliminando el título
Calzadilla… Porque calzada y Camino
son la misma cosa, referida al milenario deambular de peregrinos
hacia Santiago; y porque no se puede engañar a quienes,
guiados por ese sugerente nombre, llegan a esta localidad
convencidos ciegamente de que serán bien recibidos, y
diligentemente alojados en un municipio con tanta solera”.
En definitiva dije a este señor sin ninguna acritud, que si el
pueblo está de acuerdo con la actitud de su alcalde acerca de
este tema, están en su perfecto derecho de suprimir el albergue.
Pero por favor: no engañemos a los potenciales visitantes, y no
ostentemos ni nos arroguemos títulos para esta población que no
se corresponden con al realidad.
Tras descargar mi último cartucho contra el alcalde y su equipo de
gobierno me sentí liberado, y luego de agradecer al vecino sus
indicaciones y la paciencia con que me había escuchado, salí
contento de Calzadilla. El malestar por el chasco de mi
llegada ya había desaparecido. De todas formas, al final no me
arrepiento de haberme detenido en este lugar, donde he podido
descansar bien y he disfrutado mucho admirando su interesante
patrimonio arquitectónico.
Dejo atrás Calzadilla y durante 1,5km debo estar muy atento a
las marcas amarillas. Por esta zona hay algunos desvíos en la
cercanía de varias naves de ganado porcino, en los que es fácil
errar porque todas las pistas son idénticas al camino señalizado...;
cualquier despiste me puede suponer una importante pérdida de
tiempo. Por fortuna, ese riesgo está advertido nítidamente en el
guión y mapas de la etapa y logro evitar el error.
<
Calzadilla- Puebla de Sancho Pérez, primeros
kilómetros >
Pasado ese laberinto de caminos, andaré seguidamente durante más de
1km por una recta pista paralela a la N-630; pero incluso en ese
tramo pude haberla pifiado, porque en un cruce estuve en un ‘tris’
de equivocarme. Es lo hubiera sucedido de no aparecer
providencialmente un señor a mis espaldas, que me rebasaba con su
coche. Viendo mis trazas de peregrino, sabía que estaba cometiendo
un error y me avisó justo en el momento oportuno. Se trata de un
lugar donde las marcas son bastante confusas y el lugareño, que
probablemente ya debe estar acostumbrado a rescatar peregrinos
descarriados por aquí, tuvo la amabilidad de detenerse para
orientarme en la dirección adecuada.
A
partir del 4º km. de la etapa, tras cruzar el arroyo de
La Cañada,
el Camino es ‘coser y cantar’ hasta Puebla de Sancho Pérez.
Será un tramo de 10km, que discurre por buena pista entre trigales y
viñas, salpicado de vez en cuando por algún pequeño olivar.
Tenía anotado en mis apuntes la sugerencia de una interesante visita
cultural en las inmediaciones de Puebla de Sancho Pérez. Se
trata de la Ermita
de Belén,
adosada a una curiosa placita de toros; lo que da lugar a una
simbiosis curiosa, que combina la práctica religiosa con la fiesta
taurina. Recordaba haber visto algo parecido en las cercanías de
Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), que me gustó bastante; pero
por el énfasis que ponen las guías del Camino, esta ‘ermita
taurina’ extremeña no puedo perdérmela….
Para acceder a la citada Ermita
tengo que recorrer 1.7km desde Puebla; cruzando el centro
urbano y haciendo un rodeo por la barriada sur, para dirigirme
en dirección oeste hacia el lugar donde está emplazada. Me va
a costar una horita el desvío, pero como veremos valdrá
la pena. Antes de
salir del cogollo de la población entro en un supermercado para
aprovisionarme de agua, aprovechando que lo tengo ahora a mano. Son
las 10.15 cuando salgo de ese supermercado y a las 10.40 estoy en la
Ermita
de Belén,
la cual se encuentra en un paraje solitario rodeada de huertas.
También está indicado en las guías del Camino que
precisamente en esta ermita se encuentra el albergue de
peregrinos del pueblo, a cuyo cargo hay un hospitalero. Ya en su
momento, cuando hice en casa la planificación del viaje, había
descartado pernoctar en el citado albergue por quedar muy apartado
de la ruta, y además en un lugar hermoso pero solitario.
Cuando penetro en el recinto, rodeado por un encalado y fuerte muro
en toda su periferia, lo hago atravesando un amplio pórtico cuya
puerta enrejada está abierta. Es un acceso similar al de los grandes
cortijos de esta ruta. Desde aquí hay que ascender varios escalones
para encontrarnos con el patio central de lo que antaño habría sido
seguramente un convento. Una vez en el ajardinado patio,
miro a mi alrededor y no se ve ni un alma…; aunque muy cerca de la
entrada he visto abierta la puerta del albergue. Tras un par
de minutos de inútil espera, decido entrar por ver si encuentro al
hospitalero; atravesando un corredor hasta llegar el recibidor,
donde tampoco encuentro a nadie. Es evidente que todos quienes han
pernoctado aquí se han marchado ya….
Como no tengo prisa, decido tomármelo con calma… y esperar a que
aparezca el propio hospitalero ó alguien que se cuide de la Ermita;
uno u otro no pueden estar muy lejos. Por lo que se vé, el último
peregrino debió dejar las puertas abiertas, confiado por haber
alguien a cargo de la instalación.
Junto al
recibidor hay un pequeño comedor, en el que distingo los restos de
desayuno en un par de mesitas...
–¡¿Buenos días, hay
alguien por aquí?!—
saludo alzando un
poco la voz… No tendría que esperar mucho, a los dos minutos aparece
Antonio, un joven hospitalero de unos 25 años. Se sorprende
porque piensa que quiero alojarme ya, pero una vez aclarado que me
he desviado exclusivamente por ver el recinto, se pone a mi
disposición para mostrármelo íntegramente.
<Puebla de Sancho
Pérez, Ermita de Belén y plaza de toros anexa>
Empezaremos la visita por la sacristía y el interior de la
Iglesia, y finalmente veremos lo más interesante de todo: la
plaza de toros. Antonio me narra la historia del
monumento, fundado en el siglo XV con carácter de ermita bajo la
jurisdicción de la Orden
de Santiago.
El hospitalero entra en toda clase de detalles sobre la arquitectura
y otros elementos artísticos del lugar, que no procede detallar
ahora (ver
Nota 16).
Por la forma con que me expone los temas relacionados con el culto
católico, tengo la impresión de que este muchacho debe ser fraile o
ex –seminarista…, pero me abstengo de preguntarle nada acerca de
eso.
-Nota
16-
Ermita de Nuestra Sra. de Belén (s. XIV-XV),
en Puebla de Sancho Pérez
Su construcción data de finales del siglo XIV a principios del XV,
justamente tras la reconquista cristiana de estas tierras. Pasamos a
ver la iglesia en primer lugar, en la cual hay un discreto retablo
barroco. El hospitalero me explica que el conjunto religioso fue
notablemente restaurado y ampliado en el siglo XVII, fecha en que
probablemente se debió incorporar el retablo. La construcción de la
sacristía es relativamente moderna (siglo XX) y lo último que se ha
hecho, en fechas muy recientes, ha sido el albergue de peregrinos,
ampliando el ala izquierda de la ermita. Esta obra, junto con una
impecable restauración del coso taurino, ha sido financiada por la
Comunidad
Europea dentro
del proyecto Alba Plata.
Desde la iglesia cruzamos por la sacristía sin
entretenernos demasiado, para subir por una escalera de caracol a un
nivel superior donde está el camarín de la virgen,
adosado a la cabecera del templo. En el camarín hay un
pequeño altar presidido por la talla de alabastro de Ntra. Sra.
de Belén. Hay también un reclinatorio, para los devotos que se
acercan a orar ante la patrona, el cual usan también los toreros
para orar antes de salir a la plaza. El pequeño recinto está
impecablemente blanqueado en paredes y bóveda, con finas molduras y
estucados sobredorados. Hay en él muchos enseres religiosos, y
también numerosas ofrendas de los devotos de esta advocación
mariana.
Todo el camarín de
la
Virgen reluce como un joyel bajo los rayos solares, que
penetran a estas horas a través de la linterna de la bóveda con toda
su potencia. No me cabe duda que la gente llana de este pueblo tiene
vocación por su patrona; si esto está tan bien atendido es sin duda
por el respaldo de la gente devota, aparte las aportaciones que
puedan ofrecer los humildes novilleros y toreros que actúen aquí en
contadas fiestas.
Salimos luego a la plaza de toros, a la que se accede directamente
desde el camarín mariano. Al cruzar una pequeña puerta damos
a una galería cubierta, en la que se abren diez arcadas que dan al
principal graderío del recinto taurino. En este lateral de la plaza
he contado 9 gradas, oscilando entre 3 y 4 las que puedo apreciar
desde lejos en los otros tres lados del recinto; porque este coso es
semi-cuadrangular; siendo sus cuatro lados irregulares. En cuanto al
piso del ruedo se ve de primera calidad, rellenado y perfectamente
compactado con fina tierra de albero.
No me entretengo demasiado en examinar otros detalles, pero a simple
vista compruebo que solo tiene callejón el lateral colindante
con la ermita, justamente donde estamos; en los otros tres lados
solo hay simples burladeros. Puntualiza mi interlocutor que
la plaza está datada del siglo XIV, la época fundacional de edificio
religioso. Al parecer servía desde sus inicios como patio de
carruajes para el trasiego de mercancías, y también como sede de
periódicas ferias de ganado de la cercana población. Finalmente, se
cuenta que en el mismo patio cercado, empezaron a celebrarse muy
pronto (se supone s.XV-XVI) algunos festejos taurinos, en ocasiones
señaladas… Esto es algo que me sorprende mucho, por tratarse de un
pequeño pueblo muy apartado de los grandes centros de poder…
Si no recuerdo mal, las primeras corridas de toros de las que se
tienen noticia datan del último tercio del siglo XVII...; por
lo tanto este escenario debió ser bastante pionero en estos eventos.
Además, es notorio que dichos festejos eran promovidos por la
gente pudiente de la nobleza, donde los protagonistas eran los
caballeros, alanceando ganado bravo… Dicho esto me cuesta creer que
en este lugar tan irrelevante se dieran cita en fecha tan temprana
gente de suficiente alcurnia como para convocar estos espectáculos,
que en esa época no habían arraigado aún en el pueblo llano…. No
obstante, eso son opiniones personales de quién suscribe. De ser
cierta la fecha apuntada por Antonio para los primeros
festejos taurinos en este lugar, estaríamos ante la plaza de toros
más antigua de España, con mucha diferencia sobre otras; como la de
la villa de Béjar (Salamnca), cuyas primeras corridas de
toros están datadas en la década 1.660 - 1.670.
El hospitalero
me ofrece desayunar en la ermita. Él no había podido hacerlo aún
cuando he llegado yo, por haber estado demasiado atareado atendiendo
la salida y el desayuno de la gente que se alojó esta noche aquí. Le
agradezco el ofrecimiento, pero no suelo comer nada a media
mañana...; siendo las 11.05h ya estoy deseando recuperar el pulso de
la etapa… Zafra está cerca, pero el acceso a ella no está
demasiado claro en mis apuntes. Por eso quiero llegar a mi destino
cuanto antes, para poder dedicar el máximo tiempo a una detenida
visita de esa ciudad, una de las más bellas de España. Me despido de
Antonio, a quien aporto un donativo para el sostenimiento del
albergue, agradeciéndole sus atenciones. Al salir, me sacaría
él una de las escasas fotos personales de este viaje.
A las 11.30
atravieso el centro de Puebla cerca de la iglesia de Sta.
Lucía. Es un templo de porte considerable, con altísimos muros
de mampostería y una torre chata, en la que se distinguen volutas
mozárabes. Al pasar veo que el portón principal está cerrado, y ni
siquiera intento acercarme: sé perfectamente que a estas horas no
suelen estar abiertas las iglesias en nuestro país. Luego me
informaré de que este templo fue construido en estilo mudéjar
a finales del s. XV; aunque posteriormente sufriría una importante
restauración en el XVI... Siguiendo los consejos de un viandante, me
aproximaré a Zafra por el arcén izquierdo de la carretera
local BA-160. Solo hay una complicación en el acceso a la ciudad
desde este lado: la dificultosa travesía del entramado viario del
ferrocarril.
A las 12.15
entro en Zafra por la calle de la estación, desembocando en
la avenida del ferrocarril. En el cruce se divisa a la
derecha la vieja estación; un clásico e interesante edificio de
ladrillo del cual consigo una imagen. Pero ahora falta llegar al
centro urbano, bastante alejado aún...
<
Zafra, antigua estación de tren>
Caminando ahora por la acera derecha de la avda. del Ferrocarril
llego enseguida a las inmediaciones de la estación de RENFE; desde
donde hay que armarse de paciencia, para continuar por ella casi 2
km hasta alcanzar el centro neurálgico de la ciudad en la plaza
del Alcázar. Al llegar al Parque de
la Paz
encuentro mucha gente con aires de fiesta, pululando de aquí para
allá. Veo por allí carritos de golosinas, venta ambulante de
buñuelos, caramelos y otras delicias festeras, etc. etc. Esto
hacía tiempo que no lo presenciaba en directo: es un ambiente propio
de los años 70; pero aquí estamos en ‘provincias’ como dicen en ‘los
madriles’, y el tiempo parece que corre más despacio…
Mientras
atravieso el parque, recibo una llamada de Carlos y
Antonio d
la Rosa.
Ellos están llegando en ese momento a Puebla de Sancho Pérez,
después de haber pernoctado en Fuente de Cantos. Les asesoro
sobre la conveniencia de que sigan la misma ruta que yo, por el
arcén la carretera BAV-3012
que viene directa hasta aquí. Me dicen que han estado divinamente
alojados en el gran albergue de la patria chica de
Zurbarán, donde han visto la exposición relacionada con este
gran pintor. Pero claro, en el Camino lo que ayer fue una
ventaja hoy supone un inconveniente, y ellos llegarán a Zafra
más tarde…, habiéndose perdido la interesante visita de
la Ermita
de Belén…
Me
piden que les reserve plaza en el albergue público, cosa que
les prometo hacer…. En la charla telefónica me comentan los
extremeños que volveremos a reunirnos con los 3 franceses en este
albergue, si no surgen complicaciones imprevistas…. Ellos vienen
con Henry y, al parecer, también llegará la pareja
Christine & Jacques, aunque por otro itinerario… Estos
siguen con sus dolencias de pies y articulaciones (…y con las mastodónticas
mochilas claro), haciendo algunos tramos en autobús; pero ignoran a
que hora podrán aparecer por Zafra…
A
las 13.0h llego a nuestro refugio de la jornada, situado en
la calle Ancha
nº1; casi
a 3 km. del punto de acceso a Zafra. Es un excelente
albergue, en el que encontraremos amplitud por todas partes. Se
trata del antiguo convento de San Francisco, donde han
habilitado un total de 22 plazas para alojar peregrinos
preferentemente. A nosotros nos cobran 10 euros por pernocta y
desayuno, mientras que al resto de visitantes les cuesta algo más.
Naturalmente solo admiten viajeros sin credencial durante la jornada
de tarde, cuando por experiencia saben que sobrarán plazas. Dispone
la casa de cuatro habitaciones con dos literas (cuatro plazas) y
otras dos equipadas con un par de camas, aunque estas solo las
ofrecen en casos especiales y además tienen un precio algo mayor. Al
entrar he visto a la izquierda la Recepción, donde una chica
me hace señales desde dentro. Se trata de Mónica, una de las
tres hospitaleras que se turnan para atender esta casa. Según me
dice, soy el primer peregrino que ingresa en la presente jornada.
Cuando le comento a la chica que por atrás llegarán otros 5
compañeros, no tiene inconveniente en reservarnos dos de las
habitaciones de literas. Los cacereños y Henry compartirán
dormitorio conmigo y a Christine & Jacques se les asigna otro
dormitorio, aunque en este podrían alojarse aún otras dos personas
en caso necesario.
Mónica me explica con detalle las normas de funcionamiento del
albergue, y me pregunta por la hora en que pienso salir al
día siguiente. Por lo visto alguna de ellas madrugará para preparar
el café y atendernos. Le abono el importe de la inscripción, y a
continuación me acompaña para mostrarme el dormitorio. Cada
habitación dispone de su particular cuarto de aseo; dotado de todos
los servicios necesarios, incluidas un par de duchas. Todos los
dormitorios del albergue están adosados a una de las alas del
claustro, en cuya parte central disponemos de una cocina
equipada con grandes neveras, barra de bar y una mesa. El centro del
claustro está embaldosado, y contiene varios macetones con hermosas
plantas de interior y un pozo.
< Zafra -albergue
Convento de San Francisco-, rincón del claustro>
El
convento es tan grande, que me limitaré a describir únicamente las
dependencias que nos conciernen a los peregrinos. Por otra parte, no
me atrae especialmente su arquitectura, que es bastante sobria; me
recuerda la de algunas residencias universitarias del siglo XIX. En
el corredor deambulatorio lindante con las habitaciones hay varias
mesas de terraza con sillas. Se trata de un lugar perfecto
para la convivencia; donde podremos sentarnos a comer o charlar.
Tenemos tanto espacio a nuestra disposición que, si fuera necesario,
en cualquier momento puedes apartar una mesa y dedicarte a pasar tus
notas, o simplemente a leer tranquilamente en cualquier lugar del
pasillo, ó incluso entre los maceteros del centro.
Tras ducharme y cambiarme de ropa, fuí a un gran patio exterior al
que se accede recorriendo dos de las alas del claustro. En ese
patio tienen una batería de picas para lavar, donde lavé un poco de
ropa y la colgué en los alambres, que a modo de tendedero han atado
entre unos centenarios cipreses. Doy por seguro que esta
instalación, como nuestras ‘celdas compartidas’ han sido usadas
hasta hace bien poco por la comunidad franciscana.
De regreso, cuando me disponía a salir para comer, aparece el
veterano Henry a quién como si nos conociéramos de años
atrás… El Camino tiene eso, une mucho a la gente. Por lo poco
que me explica el francés, no demasiado ducho en nuestra lengua, no
vale la pena aguardar a que lleguen los extremeños: se han parado a
mitad de la Avenida
de la Estación
en una cervecería…
Decido
dar una vuelta por los alrededores, para localizar un mesón o
restaurante adecuado, y de paso tratar de encontrar algún quiosco
donde me vendan una placa de memoria para mi cámara digital. La que
llevo está a punto de agotarse, y aunque durante la jornada he
escatimado al máximo sacar fotos, apenas me queda carga para media
docena más... Me acerco a la zona centro, no demasiado alejada de
nuestra residencia; hacia las inmediaciones del castillo-
palacio de los duques de Feria, reconvertido hace 35 años en
parador nacional de turismo por el entonces ministro
Manuel Fraga.
Lamentablemente, lo de la placa de memoria no podría solucionarlo…
Un accesorio que con seguridad se puede encontrar en cualquier
ciudad mediana, aun siendo festivo, me resulta imposible conseguirlo
en Zafra. A las 14.30hh tiro la toalla y me dirijo
directamente a un popular mesón- restaurante que me han recomendado…
No es mi ideal para ir a comer, porque suele haber mucho bullicio en
ese local, pero estando Zafra en fiestas patronales resulta
difícil encontrar algo mejor. En esta ciudad, como acostumbra a
suceder en la España meridional, la gente vive las fiestas en la
calle, particularmente a la hora de comer o cenar… Todo lo que veo
está de bote en bote, aún siendo hoy los precios mas elevados
que de ordinario por culpa de ser festivo. Los escasos restaurantes
que he visto aparentemente confortables, tienen precios por encima
de los 30€, sin ofrecer en su menú o ‘carta’ nada del otro mundo…
Cuando llego finalmente al local que me han recomendado la
aglomeración de gente es increíble; me encuentro con que hay que
guardar cola para entrar… No hay otro remedio que aguantarse,
porque ya son casi las tres de la tarde.
Afortunadamente no tendré que esperar demasiado, por no ir
acompañado; en seguida me encaja uno de los varios camareros que
corren por allí en una pequeña mesita, de las que se usan para
completar grupos familiares. Comeré una decente ración de paella
y una bacaladilla frita; esta última me resulta un
poquito seca, pese a su discreto acompañamiento de verduras. Antes
de tomar los postres veo entrar a los tres franceses, a los que
acomodan en la otra punta del gran salón comedor. Sin exagerar nada
afirmo que debemos estar comiendo en este local no menos de
150 personas. Pese a esa cifra el servicio es ágil, y una vez dentro
no hay que esperar más de 5 minutos.
Finalizo mi comida con un helado y café; que contando con la bebida
(cerveza en esta ocasión) me ha salido por el razonable precio de
9€.
<Zafra, Plaza Chica>
Por la tarde recorro en solitario el evocador cogollo moruno de
Zafra, ciudad repleta de mágicos rincones. Si alguien de fuera
es llevado a cualquiera de ellos con los ojos vendados, diría al
quitarse la venda que está en una ciudad andaluza de postín; no en
vano es conocida popularmente como “Sevilla la Chica”. No es
necesario rascar en los libros o Internet para descubrir su
pasado o apreciar su presente, todo eso salta a la vista cuando
pisas sus calles y plazas. Tres iconos de esta ciudad bastan para
ilustrar su gran categoría: La Plaza
Chica y la
Plaza
Grande,
conectadas por un vértice, y la serpenteante calle de Jerez
con su abovedada puerta homónima (ver
fotos).
Por citar otros lugares y monumentos de interés, haremos mención de
los siguientes: calle Tetuán, calle Sevilla,
fachada Hospital de Santiago (estilo gótico-mudéjar) y
castillo-palacio de los duques de Feria. Este antiguo alcázar
(s. XV) se reconvirtió en parador nacional de turismo en los
años 60 y solo lo vería desde fuera. Finalmente, en las
inmediaciones del castillo se encuentra el excepcional
pilar-abrevadero del Duque, construido por el primer conde de la
saga (Lorenzo II Suárez de Figueroa, conde de Feria). Es la
fuente-abrevadero de mayores dimensiones que veremos durante el
recorrido extremeño; le calculo a ojo unos 30 metros de longitud por
3 de anchura.
Durante mi recorrido por Zafra hago muy pocas fotos, por la
razón ya apuntada mas arriba. La memoria se me agotaría justamente
tras sacar la imagen exterior de la Puerta
de Jerez.
Por ese motivo, he querido obtener unas cuantas fotos
complementarias a través de Internet, para ilustrar mejor mi
paso por la ciudad. Concretamente, la mayor parte de las que
describen la Plaza
Grande, y
los dos pilares monumentales (pilar del Duque y pilar de
San Benito). Debo aclarar que solo he buscado en la red
imágenes de los lugares y monumentos que he visitado.
Regreso al albergue sobre las 8 de la tarde. Allí me encuentro con
Carlos y Antonio, que están tomando la fresca en el
lateral del claustro ante una cerveza. En este albergue, las
hospitaleras nos pueden proporcionar cualquier bebida refrescante,
pagándola como es natural. El apacible escenario invita a
incorporarse al coloquio, de modo que decido relajarme un rato con
los amigos cacereños...
Finaliza el relax cuando sale a cuento el problema del
abastecimiento; habría que solucionarlo pronto para poder cenar en
el albergue, porque siendo las 20.30h empezaba a ser tarde. Les
comento que, aparentemente al menos, todos los comercios de la
ciudad están cerrados a causa de las fiestas…; pero ellos ya han
averiguado que tenemos uno abierto: se trata del supermercado “Mercadona”,
no lejos de nuestro refugio, al que Antonio y yo decidimos
acercarnos de inmediato. Alas 21.15 ya estamos de regreso; hemos
tenido que andar un par de km., entre ida y vuelta, pero valió la
pena: regresamos pertrechados con todo lo necesario para esta noche
y el almuerzo de mañana.
Cenamos
todos en el claustro, incluidos los tres franceses. Los ‘astrónomos’
(Mª Christine y Jacques) despliegan su despensa
ambulante: un pequeño mueble cajonero de donde sacan diversos
ingredientes. Todos los demás nos quedamos impresionados por
semejante demostración de ‘logística; ahora me explico que tengan
ese sobrepeso en las mochilas… Pese a la exhibición, aún piden algún
complemento a las hospitaleras, como la botella de vino… Yo me
preparo mi picado de frutas, y los cacereños me imitan, aunque
añadiendo varios yogures. En cuanto a Henry no acabo de
fijarme en lo que come, pero debe ser algo ligero. Él va siempre por
libre, aunque sin rehuir a los demás. La cuestión es que
coincidimos todos a la hora de cenar; y nos dedicamos, en una larga
sobremesa, a discutir las diferentes opciones que se nos presentan
ante el desarrollo de la siguiente etapa.
La
mayoría tiene in mente llegar hasta Villafranca de los Barros,
donde no me consta que haya en estos momentos ningún albergue
público ó asimilado. Por ese motivo yo me inclino por quedarme un
poco antes, en “La Almazara”. Según mis notas, este
albergue, recientemente acondicionado por la Junta
de
Extremadura, lo encontraremos unos kilómetros antes de llegar a
Villafranca; desviado 0,5 km a la derecha del Camino, por
una pista que se interna en un antiguo olivar.
Antonio
y Carlos hablan muy bien del Hostal Perín, ubicado
junto al camino en la parte alta del pueblo, en el que también tiene
pensado quedarse Henry. Pero mis notas destacan la excelente
recuperación de “La
Almazara”,
que tiene gran valor etnológico por tratarse de una fábrica de
aceite del tiempo de Cervantes... Estando, al parecer, a
escasa distancia de Villafranca (menos de 3 km. según mis
apuntes), me decido por ese sugerente lugar para conseguir un triple
objetivo: 1) alojarme en un excelente refugio público; 2)
conocer un monumento etnológico de primer orden y 3) podría visitar
Villafranca tras la siesta, con solo dar un paseo de unos 2.5
km…
Si llego a saber lo que me ocurriría después, dudo que hubiese
optado por esta opción
(ver Nota 19
en 8ª etapa).
Durante el amplio debate no dejo de observar la documentación que
lleva el larguirucho Henry. Para exponer sus argumentos, el
‘decano’ de la reunión ha sacado a relucir el dossier de su plan
de etapas; muy similar al mío en cuanto al enfoque, aunque
algo más detallado y mucho mejor presentado. Nada de libros; se
limita a fotocopiar los esquemas del recorrido, anotando en el dorso
otros datos de interés como: el listado de albergues y hostales con
sus teléfonos, una agenda cultural, etc… Los más novatos toman nota
de todo, y se quedan con la ‘copla’ para proveerse de la información
estrictamente necesaria en próximas salidas.
Terminada la discusión sobre la inminente etapa, pasamos revista a
lo acontecido en Zafra, y también valoramos la calidad del
alojamiento que compartimos hoy. Todos damos muy buena nota a este
refugio, con especial elogio al trato recibido: el elenco de
hospitaleras que forman Mónica, Fefi y Laura, han rivalizado
en diligencia y amabilidad con nosotros, y las instalaciones están
bastante bien. Si a eso añadimos lo a gusto que se pasea por
“Sevilla la Chica” hay que concluir en que esta ciudad debe
considerarse “parada obligada” en
la Vía
de la Plata,
y consecuentemente una de las estrellas de la Ruta Mozárabe.
<
Zafra, calle y puerta de Jerez>
La
hospitalera que cubre el tercer turno (Laura), pasa a
saludarnos antes de marcharse, para conocer a qué hora se levantará
el más madrugador. Le apunto que yo lo haré a las 6.45, y por lo que
oigo del resto sería el primero. Ella se cuida del albergue en las
últimas horas de la tarde, y es la que debe madrugar para asistirnos
en el desayuno. Nos dice que esta noche no dormirá, porque se va de
marcha con sus amigos a la Feria; es decir nuestro desayuno
será su “resopón”, o dicho de otra manera el “remate de feria”…
Todos nos retiramos a dormir a las 22.10hh.