LISBOA:
Tanto y tan cerca
Lisboa,
la capital de Portugal, situada sobre varias colinas, está
recorrida por el río Tajo. Pequeña, pero con todo detalle, la
capital de Portugal es, por su tamaño, una de las más pequeñas
de Europa, pero conocer lo más profundo de sus calles y sus
rincones requiere mucho más tiempo que conocer cualquier otra
ciudad que doble sus dimensiones. La ciudad blanca está llena de
pequeños detalles que son los que le dan ese encanto tan
especial.
En
la capital y sus alrededores se pueden visitar decenas de
castillos y otras fortificaciones, las mayor parte de ellas
abiertas al público y con reservas. Desde el Castillo de San
Jorge, en Lisboa, con maravillosas vistas del Tajo, hasta el
Castillo de los Moros, en Sintra, para el que Lord Byron miraba
siempre que necesitaba inspiración, pasando por el Castillo de
Sesimbra, sobre el infinito del Atlántico.
En Lisboa no encontrarás un solo rincón en el que no haya un
mirador para contemplar todo el esplendor de la ciudad.
Desde
estas ventanas naturales, se puede apreciar el Tajo, el puente 25
de abril, la ciudad y sus monumentos.
En
el área comercial de la Baixa existen multitud de tiendas y
terrazas inundadas de gente. Músicos y artistas pintan la zona
con un aire bohemio y siempre bañado por los fados.
Pasear
por el barrio de Belem es como adentrarse en otra época, en la
que aún las carabelas partían rumbo a América.
En las inmediaciones está el monasterio de los Jerónimos,
una excelente obra de estilo manuelino, de inicios del XVI. La
iglesia, dedicada a Santa María, es una bella obra de aquella época,
con atrevidas bóvedas. La torre de Belem, también es de estilo
manuelino. Es de la misma época que el monasterio. La forma
cuadrada de la fortaleza y su destino defensivo no le merman
belleza, con sus bellas almenas y airosos y elegantes balconadas.
En
Lisboa también pueden disfrutar del placer de pasear por la
playa, y bañarse en las aguas del Atlántico, aunque en este
sentido lo más recomendable es caminar hacia Estoril o Cascais,
en una costa llamada indistintamente “del sol” o “de la
primavera”, en alusión al clima reinante en la zona. Estoril es
el Montecarlo portugués, con su famoso casino y su ambiente
elegante y cosmopolita. Cascais es otro estilo, con casas llenas
de encanto y elementos que recuerdan su pasada historia. En su
entorno hay excelentes playas.
Su
excelente gastronomía está basada en pescados y mariscos. El
bacalao, preparado de mil maneras es el plato fuerte de los
portugueses. Las mariscadas, caldeiradas (guiso formado por varios
pescados), sardinas, lulas (calamares) o el arroz con marisco son
recomendables. La Fabada de pescado, bacalao al lagareiro, bacalao
a bras, y distintos pescados al horno se añaden a la gastronomía
portuguesa.
En
Lisboa hay mucho por descubrir, ¿por qué irse más lejos cuando
tenemos una ciudad con tanto encanto tan cerca?
PASEO
FOTOGRÁFICO POR LISBOA Y ALREDEDORES
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