La búsqueda estaría orientada a encontrar aquello que nos falta para volver a ser completos, aquello que perdimos y nos convirtió en sujetos deseantes, ya que el UNO no deseaba porque lo tenia TODO. Las personas dan cuenta de la IMPOSIBILIDAD de volver a encontrar lo que les falta: ...“el  no es lo que yo pensaba”... ... “ ahora me doy cuenta que ella no es la mujer ideal para mí”...
 

El tema de lo IDEAL, la mujer ideal para un hombre en particular, y el hombre ideal para una mujer en particular, no es algo simple, es una problemática por demás de compleja, pensemos la serie de posibilidades que se presentan, que lo que es ideal para uno no lo sea para el otro, que uno de los dos decida someterse al ideal de su partenaire, es decir a lo que supone que es lo que el otro espera de el, que no siempre es justamente eso, y además el que decide someterse a ser ese objeto ideal no deja de sentirlo como una mascarada, “... en realidad esa no soy yo, solo lo hago porque se que al le gusta así...”, hasta ocasiones donde el sometimiento trae aparejado todo tipo de reclamos y reivindicaciones.
 

En general siempre lo que uno siente como ideal no es fácil de discernir para el otro, y cuanto más se quiere acercar a ese ideal, parece que más lejano se encuentra.

 La función del mito, como así también la del ideal  es tapar lo REAL. Lo real que tapa el mito de la complementariedad es la diferencia. La diferencia pone en primer plano el deseo, lo más particular y privado de cada sujeto.   
 

Orientarse por el lado del deseo es el legado que el Psicoanálisis nos aporta, poder relacionarnos de otro modo con nuestra pareja, que esta deje de ser nuestro SINTOMA, aquello que nos molesta y nos hace sufrir, aceptar la diferencia, que aquella división original del UNO, llevada a cabo por  el TRES es irreversible, que no somos TODO para el Otro, que nuestro partenaire tiene otros deseos mas allá de nosotros, que una pareja esta compuesta por DOS sujetos que se desean, pero además desean  Otra cosa.