La Poesía

CANTO DE LOS DEPORTADOS
(Salmo 137)

Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos
y llorábamos al recordar a Sión.
Teníamos colgadas las liras
en los sauces de la ciudad.

Cuando querían que cantásemos
los que nos habían deportado,
cuando nos pedían cánticos alegres
y nos decían: "Cantadnos
algún cántico de Sión",
¿cómo podíamos cantar cantos de Yahvé
en una tierra extranjera?

Si algún día te olvidase, Jerusalén,
haz que se me paralice la mano derecha;
que se me pegue la lengua al paladar,
si dejase de nombrarte,
si dejase de evocar tu recuerdo,
para inspirar mis cánticos festivos.

Ten en cuenta, Yahvé,
cómo hablaban los de Edom
el día que cayó Jerusalén:
"arrasadla -decían- arrasadla
con cimientos y todo".

¡Babilonia, ciudad destructora!
Lo que tú hiciste con nosotros,
otros lo harán contigo:
te quitarán las criaturas
para estrellarlas contra un peñasco.