DEODATO
DIOSDADO
Diosdado (forma española) o Deodato
(forma latina), es de significado bien transparente, y es bien fácil deducir su razón de
ser. Significa "dado por Dios". Se les ponía este nombre a los niños que
nacían después que tras años de matrimonio, los padres, que deseaban ardientemente
tener un hijo, habían asumido su esterilidad. Cuando el hijo, por fin, les llegaba sin
esperarlo, lo consideraban un regalo de Dios. Lo llamaban, por tanto, "Dado por
Dios", que es la forma latina o hispana del nombre Teodoro, de origen griego, que
significa "Don de Dios"
Luis XIV (el Rey Sol), que nació después de
veintitrés años de esterilidad de su madre, Ana de Austria, se llamó Diosdado, y así
se llamó también el duque de Burdeos, que nació algunos meses después del asesinato de
su padre.
San Deodato (589-679), oriundo de una ilustre
familia franca, fue obispo de Nevers durante tres años (655-658). Su espíritu inquieto
no le permitía estar demasiado tiempo en el mismo sitio. Intentaba ser ermitaño, pero su
fama de hombre bueno atraía hacia él otros santos varones que querían dedicarse a la
vida contemplativa. Él fue el iniciador de la abadía de Ebersmunster, en la diócesis de
Estrasburgo. Murió a los 90 años, dejando en este mundo un profundo recuerdo de su
bondad. El culto de este santo está muy extendido en Francia.
Cada nombre tiene su belleza y su virtud, y éste la
tiene muy singular. En primer lugar, si el nombre es de tradición familiar, es indicio de
que algún antepasado fue intensamente deseado. Con la transmisión del nombre dentro de
la familia se pretende transmitir la fuerza y la carga positiva del nombre y de los que lo
llevaron. Un Deodato o Diosdado es, por definición, una persona deseada, y
por tanto muy bien aceptada en su familia y en su entorno. Por si fuera poco, San
Deodato se distinguió por ser una persona queridísima, cuya bondad era un auténtico
imán. Es éste un nombre sumamente amable.