
Es un nombre germánico (Karl) que significa
fuerte, valeroso. Los Carlos, las Carlotas, las Carolinas tienen valiosísimos modelos en
quienes mirarse y patronos a los que encomendarse.
Carlomagno (742-814) "rey de los francos y emperador de
romanos" creó el "sacro romano imperio" en el que fusionó la cultura
germánica con la cultura romana. Sin él, la historia de Occidente hubiese discurrido por
caminos muy distintos, probablemente más arduos y menos luminosos. La Edad Media se
hubiese alargado bastante más.
Carlos V (I de España y V de Alemania) fue otro rey-emperador que
inclinó la balanza de la historia a favor de España, del Catolicismo y de la recién
descubierta América.
La verdad es que Carlos se ha percibido siempre como un nombre con
mucha virtud, con mucha fuerza; de ahí que haya sido uno de los nombres preferidos por
reyes, condes y duques de las casas reinantes en Europa. (La enciclopedia Espasa dedica
100 largas páginas a las decenas de grandes personajes que llevaron este nombre.)
San Carlos Borromeo (1538-1584) fue un luchador
incansable. La Iglesia tuvo la fortuna de que en lugar de dedicarse a administrar su
condado, optase por la administración de los Estados pontificios y la reforma del clero y
de la Iglesia. A pesar de la firmeza que necesitó para erradicar los graves abusos; a
pesar de haber llegado a cardenal y de haber sido propuesto para papa tras la muerte de
Pío IV; a pesar de que a los 22 años era ya administrador de los Estados Pontificios y
había acumulado un gran poder, con el que tenían que contar las casas reinantes en
Europa, fue un hombre muy humilde, muy austero y sumamente bondadoso.
