ESTUDIAR
Para centrar el tema desde el principio: un estudiante
que estudia no es algo normal, sino bastante excepcional.
Por empezar, el verbo latino studere no significa "estudiar" ; o
dicho a la inversa, lo que hoy llamamos "estudiar", por lo que respecta al
contenido, no es más que una parte insignificante del que abarcaba la palabra latina; y
en cuanto a la forma, no se parece en nada. De entrada nunca se construía sin el
respectivo complemento, porque no se podía decir que uno se esforzaba o estaba poniendo
todo su empeño, sin especificar en qué.
En primer lugar, cuando los romanos pusieron en circulación esta palabra, no existía
el género "estudiante" como tal. Se esperaba de los estudiantes, que no se
llamaban así, sino "discípuli" (aprendedores), que se esforzaran, que pusieran
todo su empeño, que se dedicaran intensamente a aprender, como el soldado
tenía que poner todos los sentidos en prepararse para la guerra y luego estar en ella con
todos los sentidos; como el poeta tenía que elaborar y pulir con suma dedicación sus
versos; como el maestro tenía que poner todo su empeño en que los discípulos que le
confiaban, aprendiesen. Y era así como se usaba el verbo studere y el sustantivo studium.
Es decir, que no era ni exclusivo ni siquiera especialmente característico de los
discípulos "estudiar", esto es, esforzarse, empeñarse, estar dispuesto a todo
por alcanzar el objetivo.
Más claro y tajante es si vamos al verbo griego spoudazw (spudatzo), que es la madre (o la matriz, que viene a ser lo mismo) del
verbo studere. Tiene el mismo significado que el término latino, pero mucho más
intenso, y sin referirlo nunca a la actividad del discípulo, de aquel cuyo oficio es
aprender. Los griegos eso de aprender no lo veían como una actividad singularmente
esforzada, en comparación con las otras que designaban con ese verbo.
Éste es un caso flagrante de usurpación de nombre para designar un contenido en
contradicción directa con el valor del mismo. Y encima, usurpado en régimen de
monopolio. Porque es justamente la esencia del nombre lo que falta en quienes se lo han
apropiado. El mayor problema del estudiante es que no "estudia" en el sentido
que dieron los romanos a esta palabra cuando la crearon. Es decir, que no tiene
interés en aprender, sino en sacar notas; es decir, en cubrir el expediente. No se
empeña en "cuanto más, mejor", que es la característica propia del que
lucha por alcanzar una meta, sino que se las compone para regirse siempre por la "ley
del mínimo esfuerzo". Y encima, esa es la "moral" dominante. Lo que se
lleva es el desdén, la desgana, la resistencia. "¿Yo empollón?"
Y eso es sumamente grave, porque como muy bien saben los que entienden de otras
batallas, la "moral de combate" es a menudo un valor decisivo para la victoria,
mientras que la "falta de moral" es casi siempre
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