Poner nombre a algo o a alguien siempre es difícil,
sobre todo cuando no existen fórmulas fijas. Ponerle a una empresa el propio apellido es
una de esas fórmulas fijas a las que han recurrido la mayoría sin necesidad de
calentarse la cabeza. En general, en estos casos se usa un prenombre (un nombre común, p.
ej. "Automóviles" ) al que sigue el apellido (p. ej. "Ford").
Otra fórmula muy socorrida, especialmente cuando se busca que el nombre explique la
actividad de la empresa, es la de recurrir a un nombre compuesto, que con toda seguridad
tenderá a nombrarse abreviándolo de una u otra manera. Una de las abreviaciones
frecuentes es recomponer el nombre con las letras iniciales de cada palabra. En este caso
se busca que la nueva palabra resultante sea pronunciable, que suene bien, y si puede ser,
que tenga algún significado. Es el caso de las marcas que nos ocupan.
FIAT es la abreviación de "Fábbrica Italiana Automóbili
Torino". En 1899 (¡cien años ya!) la Fiat iniciaba su andadura en Turín
(Torino) con 50 trabajadores. No fue casualidad que formando una nueva palabra con las
cuatro iniciales del nombre completo resultase un nombre tan adecuado: "Fiat" es
el presente de subjuntivo de la voz pasiva del verbo latino "facere",
hacer, y significa "hágase". Un nombre muy sugerente, sobre todo si
pensamos en lo extendidísima que estaba hace un siglo la cultura latina en toda Europa y
especialmente en Italia, con infinidad de aforismos latinos incorporados a la lengua
culta, e incluso a la coloquial. En este contexto era inevitable que a la sola palabra
"FIAT" se asociase automáticamente la expresión latina "Fiat lux",
que recogen todos los diccionarios como "alusión a las palabras del Génesis (1.3) "Dios
dijo: Hágase la luz , y la luz fue hecha", que han venido a ser símbolo
de toda creación".
Cuando la Fiat creó su filial de España, la SEAT, calcó su propio nombre, de
manera que al unir las iniciales del nombre completo de la empresa (Sociedad Española
de Automóbiles Turísticos) resultaba una nueva palabra que, aunque no era
tan afortunada como "Fiat", no dejaba de ser sugerente, y se percibía
como una réplica españolizada del nombre de la casa madre. En efecto, la palabra
resultante de juntar sólo las iniciales suena como presente de subjuntivo del verbo ser
("sea"), al que mediante la terminación en "t" se le da un aspecto
latino.