NATIVIDAD
Natividad (abreviado y familiar Nati) forma
parte del grupo de nombres singulares que evocan los grandes misterios del cristianismo,
tal como Trinidad, Encarnación, Concepción, Asunción... misterios que se celebran por
todo lo alto, y coinciden por tanto con grandes fiestas religiosas.
Todos los nombres coinciden con fiestas de
diversa entidad para venerar la memoria del respectivo santo o santa y pedir su
protección. En el caso de la Natividad del Señor, llamada coloquialmente Navidad,
tenemos la mayor de todas las fiestas de la cristiandad. Fiestas que abarcan varios días,
que tienen un profundo sentido de solidaridad y que se celebran en todo el mundo.
Lo que realmente se celebra y se conmemora
el día de Navidad es el Nacimiento de Jesús, que es importante porque de él arranca
nuestra historia. Es el primer día de nuestra era, el primer día de nuestro calendario,
porque en ese día se empieza la reconstrucción de la humanidad arrancando desde lo más
humilde, para elevarla tanto como sea posible: hasta Dios desde la perspectiva religiosa,
y hasta el mayor nivel posible de libertad y bienestar desde la perspectiva humanista.
En Nuestra Señora de la Natividad
se personifica todo el contenido de esta gran celebración. Y con este nombre (o
simplemente con el de Natividad) en especial en la América hispana y portuguesa,
se han fundado ciudades y se han bautizado minas de plata y otros minerales, se han
denominado ríos, montañas e islas.
Es especialmente en la iconografía donde
con mayor esplendor se celebra este nombre. Son decenas las obras pictóricas salidas de
los mejores pinceles de toda la historia, que llevan por nombre Natividad, en las
que se representa el nacimiento de Jesús. Son de destacar, por citar algunas tan sólo,
la Natividad de Ghirlandaio, la de Murillo, la de Juan Pisano, la de Luini, la de Giotto,
la de Moulins y un largo etcétera.
Es digno de señalar también que el de Natividad
es uno de esos nombres privilegiados que cuentan con representación iconográfica
nítida y transparente. En el caso de la Natividad o Nacimiento (que de las dos maneras se
denomina) el símbolo es el Sol Naciente.
Llevar en el nombre el recuerdo del
acontecimiento más importante de nuestra historia, del misterio más hermoso de nuestra
religión, de la única celebración de la Vida en el conjunto de nuestras fiestas, de la
gran fiesta de la infancia, de la mayor de todas las fiestas, es un motivo de
satisfacción y orgullo. ¡Felicidades!