REPRESIÓN

Con la gran disponibilidad de medios para evitar los resultados reproductores del sexo, ha decaído el uso del concepto de represión sexual, que fue uno de los grandes mitos doctrinales de la liberación de la mujer promovida por el hombre con fervoroso entusiasmo.

Premo, prémere, pressum significa ejercer presión sobre algo, oprimir, apretar, retener, contener. Tiene también el significado de someter: dicione pópulos prémere = someter mediante la dominación a los pueblos. Si reforzamos el verbo con el prefijo re, tendremos reprimo, reprímere, repressum, que significa lo mismo, pero con mayor intensidad e insistencia. Del supino repressum, obtenemos el sustantivo repressio, que transcribimos como "represión" y mantenemos con igual significado. La represión puede ser activa y pasiva; la activa se puede ser ejercida en uno mismo, o en otro. La represión sexual es la que ejerce uno sobre sí mismo asumiendo e interiorizando la que le impone la sociedad de la que forma parte.

Tuvo y sigue teniendo gran predicamento la lucha contra la represión sexual, promovida evidentemente por los hombres, los más interesados en erradicarla, y secundados por las mujeres. Digo que los más interesados en conseguir que las mujeres dejasen de ser unas reprimidas (porque a ellas se señalaba como las principales víctimas de la represión sexual), eran los hombres, que en realidad no pretendían liberarlas de nada, sino aumentar la presión sexual sobre ellas (ver próximo viernes).

La represión sexual, que en latín llaman continentia, es decir continencia, fue un invento de la sociedad desde que se organizó, indispensable para su buen funcionamiento. La primera y más grave represión es la que se recoge bajo la denominación de incesto. Es el primer tabú sexual, porque era el más necesario y por eso mismo será el último en ser derribado. Afectaba tanto a los hombres libres como a los esclavos. Tal como las legislaciones y las costumbres han tendido a cargar con demasiada facilidad la culpa del adulterio en la mujer, es muy probable que la culpa del incesto se la hayan cargado al hombre con preferencia, porque en cosas tan serias no se puede andar con bromas. Hay que entender que el beneficiario de este tabú era toda la sociedad. En el siguiente nivel de represión, cuya transgresión llevaba el nombre de adulterio y hoy se ha sustituido por el de infidelidad, se han aflojado totalmente las riendas. Se inventó a beneficio del hombre, para garantizarle la legitimidad de los hijos a los que transmitía su patrimonio. Resuelto este inconveniente gracias a los anticonceptivos y al aborto en caso de que aquéllos fallasen, no tenía mucho sentido mantener esa línea de represión. Y la barrera que prohibía las relaciones sexuales a las jóvenes, y que tenía su total razón de ser en el riesgo de embarazo, cayó por sí misma al poder evitarse éste eficazmente. ¿Se llegará algún día a eliminar toda represión sexual?

Mariano Arnal

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