INHIBICIÓN
Esta palabra la conocían ya los romanos. En su forma latina, inhibitio
significaba la "acción de remar hacia atrás". Tal y cual. Procede del verbo inhíbeo,
que significa poner la mano sobre una cosa, generalmente para retenerla, y de ahí
detener, retener, estorbar, impedir. Este verbo es un compuesto del prefijo in, con
valor de preposición de lugar en donde, y el verbo habere, que significa tener (
de ahí "tener la mano
en"). Inhibere equos es refrenar los caballos; inhibere áliquem,
detener a alguien; ímpetum inhibere, detener el ímpetu; facinus inhibere, impedir
un crimen. Pero también tenemos el sentido de ejecutar, en imperium inhibere,
ejercer la autoridad; supplicium alicui inhibere, infligir a uno un suplicio.
En español se usa preferentemente en forma pronominal, "inhibirse", con el
significado de "abstenerse de intervenir o de interesarse en un asunto o
actividad". En su forma activa y transitiva, inhibir significa "impedir a un
juez proseguir en el entendimiento de una causa". En medicina significa
"suspender transitoriamente la actividad de un órgano o de todo el organismo,
mediante la acción de un estímulo". Está claro cuál es el alcance de este
término.
Pero ¿cómo medir el grado de inhibición de quienes teniendo una responsabilidad no
la ejercen, o lo hacen sin la energía adecuada? El Estado español ha venido
inhibiéndose durante lustros de su obligación de garantizar un mínimo de conocimientos
iguales para todos los españoles. Y se despierta tarde y mal con el decreto de
Humanidades y con la enseñanza del español en las escuelas. El gobierno vasco está
practicando una inhibición milimétricamente calculada y pactada con el terrorismo
llamado de baja intensidad, al que llaman tan ufanos la "kale borroka". Y cuando
se les acusa de complicidad manifiesta con los terroristas alegan que todo son
interpretaciones aviesas, que eso es "terrorismo verbal". Cuidan con esmero los
nombres de las cosas. A lo suyo le han puesto un nombre épico, que trasladarán a sus
libros de historia. Lo de los contrarios sí que es terrorismo, aunque haya que añadirle
el adjetivo "verbal".
Para medir el grado de inhibición ante el terrorismo, lo adecuado sería montarles una
"fisko borroka". Que todos los que están hartos de esa política, se
negasen a financiarla con sus impuestos. Simplemente que recurriesen a todos los medios a
su alcance para impedir que la Hacienda autonómica les tocara un duro. Empezando por
cobrar sus nóminas y depositar su dinero en bancos y cajas de ahorros de fuera del País
Vasco y usando las oficinas de allí sólo para operar, pero nunca para depositar. La
pregunta es: si tal hiciesen los que no están de acuerdo con la actual política de
inhibición del gobierno vasco ante el terrorismo; si para sacarle un duro a cada uno de
estos insumisos se necesitase un ejército de agentes fiscales, abogados y policías,
¿respondería el Gobierno vasco a la "fisko borroka" con la misma flema
con que responde a la "kale borroka"? ¿Y se callaría si viese que bajo
cuerda algunos partidos alentaban la insumisión fiscal?
Mariano Arnal
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