LAS CLAVES LÉXICAS                                                                        Mariano Arnal


GNWQI SEAUTON

GNÓZI SEAUTÓN 

Esta inscripción que se traduce “conócete a ti mismo” (por lo corta que es, vale la pena saberla y citarla en griego) estaba escrita en el frontispicio del Oráculo de Delfos. ¿Por qué? Pues porque en el conocimiento de nosotros mismos está la respuesta de todas nuestras preguntas. Saber tanto de tantas cosas, y ser para nosotros unos perfectos desconocidos, es una de las incongruencias más flagrantes de nuestra cultura. De la de hoy y de la de siempre; porque si el conocimiento de sí mismo hubiese sido lo más corriente en la Grecia antigua, no hubiese sido esa la clave que hubiese propuesto el gran Oráculo como respuesta a las preguntas de sus numerosísimos fieles.  

El iluminado que grabó esa inscripción sabía que aunque revelase el enigma, no por eso iba a disminuir el número de los que irían a consultar al Oráculo: porque ese es un objetivo muy difícil en el que puede emplear uno toda la vida sin llegar a alcanzarlo. Y en eso estamos: es muy difícil. Tanto, que cada vez son más los que acceden a sí mismos a través de la astrología (¡qué cosas!, ¿no?). Y saben que hay caminos serios para llegar a sí mismos; pero no están por fatigarse en esas cosas, no les merece la pena. 

Dejando sentado pues que se trata de un camino muy arduo, y que no me las prometo tan felices, he decidido sin embargo hincarle el diente a todo el léxico con el que hemos formado las ideas acerca de nuestra mente y de sus actos. Llevo años deseando sistematizar todo este campo semántico, y voy a entrar ya al trapo, a raíz del vuelco importante que le vamos a dar a la sección NÓMINA RERUM (los nombres de las cosas). Los miércoles, que estábamos dedicando a la enseñanza, serán los días destinados a tirar de este hilo. Hay que tomárselo con filosofía y sobre todo no renunciar al sistema de variedad temática en función de los días de la semana. Durante todo el verano he estado enfrascado en dos léxicos sistemáticos completos: uno en torno al lexema de Comunidad, y otro sobre el lexema de Ciudad, que forman parte de un extenso campo semántico: el de la política. La experiencia ha sido de lo más apasionante: he aprendido un montón al enlazar las palabras entre sí y al esforzarme en no dejarlas nunca vacías. Me he ocupado del NOMEN, es decir del aspecto léxico; pero también de la RES, del contenido, con lo que tienen los artículos el valor añadido que les aporta la parte enciclopédica, pero sin dejar nunca el léxico como hilo conductor. 

Sigo atrapado durante unos días más con esos léxicos de prueba, por lo que tardaré un par de semanas en estructurar e iniciar este nuevo bloque. Mi idea es abandonar la dispersión de las palabras sueltas y someterme a sistema. La utilidad y el atractivo de un léxico temático sistematizado de este modo, se multiplica. De momento tengo ya tres grupos muy bien definidos: el de la política para los martes y jueves; el de la mente para los miércoles, y una puesta al día y reorganización a fondo de la ONOMÁSTICA para los domingos. Los viernes tengo fácil la sistematización, pero he de elegir aún el eje temático. Los días en que no tenga estructura a punto, seguiré con las palabras sueltas.