PUREZA
Los conceptos de puro e impuro aparecen en nuestra cultura en relación con los
alimentos bastante antes que en relación con el sexo, y en principio en contextos
religiosos. El verbo puro, purare significa limpiar, purificar en sentido
religioso. Purgo, purgare se considera un compuesto de purus más ago,
agere, y su campo semántico se extiende desde limpiar, purgar, purificar, hasta
despejar, desbastar, excusar, lustrar, expiar (obsérvese que el dar explicaciones, el
excusarse, forma parte de los ritos de purificación o de purgación). El verbo purificare
y el sustantivo purificatio son términos especialmente religiosos que parten del
supuesto de la impureza y que mediante ritos lustrales garantizan la pureza
conforme al rito.
La clave de la pureza está en la alimentación. En la Biblia, el Levítico establece
las normas alimentarias básicas del pueblo judío: Estos
son los animales que podréis comer de entre todos los cuadrúpedos: de entre los
animales, podéis comer de todos los que tienen la pezuña partida, el casco partido y que
rumian. Pero de entre los rumiantes o de los que tienen la pezuña partida, no comeréis
estos: el camello, porque aunque es rumiante, no tiene la pezuña partida; lo tendréis
por impuro. Tampoco el tejón, porque aunque es rumiante no tiene la pezuña partida; lo
tendréis por impuro. Ni la liebre, porque aunque es rumiante no tiene la pezuña partida;
la tendréis por impura. Ni el cerdo, porque aunque tiena la pezuña partida, no es
rumiante; lo tendréis por impuro. No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; los
tendréis por impuros. (Obsérvese que sólo se habla de
"cadáveres" cuando se trata de animales impuros, incluido el hombre). De entre todos los animales que viven en el agua,
podréis comer estos: todos los que viven en el agua, mares o ríos, y tienen aletas y
escamas. Pero todos los que no tengan aletas ni escamas en los mares o en los ríos, de
entre todos los que se mueven en las aguas así como de entre todos los vivientes que hay
en las aguas, los tendréis por abominables; no comeréis su carne y aborreceréis sus
cadáveres. Todo lo que vive en el agua y no tiene aletas ni escamas, lo consideraréis
asqueroso. De entre las aves, aborreceréis todas estas: no comeréis, porque es cosa
abominable, el águila, el quebrantahuesos, el buitre negro y el milano rojo, el halcón,
todas las especies de cuervos, el avestruz, la lechuza, la gaviota, el mochuelo, el cuervo
marino, el búho de orejas largas, el cisne, el pelícano, el buitre, la cigüeña, la
garza, la abubilla y el murciélago. Además tendréis como cosa abominable toda criatura
alada que anda sobre cuatro patas. De entre todas ellas sólo podréis comer las que
además de las patas, tienen otras más largas para saltar sobre el suelo. De estas
podréis comer las siguientes: la langosta en todas sus especies y toda clase de
saltamontes y grillos. Toda otra criatura alada que tenga cuatro patas, la consideraréis
abominable. (Levítico 11, 2-23) He querido ofrecer
este texto a pesar de su extensión porque es importante no sólo la lista, sino también
la forma de presentarla y las explicaciones que la acompañan. Una observación léxica
muy importante, a la que habrá que dedicar especial atención, es al concepto de impuro
asociado a los cadáveres de los animales impuros, es decir los que están vedados
para la alimentación. Es decir que un animal adquiere la condición de cadáver sólo si
no puede ser comido (el hombre, por ejemplo, o la vaca muerta por enfermedad) y por tanto
tiene la condición de impuro. (Continuará)
Mariano Arnal
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