SACRIFICAR
Sacrum fácere
, "hacer sagrado" es el significado original de
sacrificar, que aún conservamos en parte, ya que "matar las reses para el
consumo" sigue siendo uno de los significados actuales de sacrificar. Es decir que sacrificar
es "matar para comer"; lo cual nos permite deducir todavía que "matar
para comer" es hacer algo "sagrado", algo "santo".
Recordemos que todo sacrificium es un sacramentum (no en
cambio a la inversa pues hay sacramentos que no son sacrificios). Importa saber por tanto
qué es eso de sacrum. La palabra original es sacer,
emparentada con el verbo sancire, sanctus (relacionado con el dios Sancus), el osco
sakrid y el umbro sakra. Significa "relacionado con la divinidad".
En cualquier caso, pasar al terreno de lo sagrado es situar las cosas por encima del
hombre, algo a lo que éste se ha de doblegar inexorablemente, bajo pena de la venganza
divina. Sagrado, sacerdote, sacrilegio, consagrar, son todos términos de la misma
familia. Tenemos por tanto que el comer carne, es decir el matar animales para
comer es algo sagrado, sometido a rigurosa reglamentación religiosa. Observemos de paso
que los sacrificios tienen que ver con la ganadería, no con la caza. No ha lugar
al sacrificio de un animal que se caza. El lenguaje no nos permite aplicar los términos
de sacrificar y sacrificio a la caza. Es otro momento y otra dimensión. Si sacrificar
sólo se puede decir del animal cautivo, es legítimo sospechar que los conceptos de
sagrado, sacerdocio, sacramento, consagrar, sacrificar, e incluso el concepto de divinidad
propiamente dicha (es decir de dioses-hombres, fuera ya de lo que suele llamarse
animismo), está ligado necesariamente a la cautividad de los animales (y del hombre). Y
para que la matanza de animales cautivos para alimentarse de ellos la comunidad se
convirtiese en algo sagrado, graves, gravísimos problemas tuvo que haber en relación con
las condiciones en que se sacrificaban. Pudo ocurrir incluso que fuese tal la barbarie
hasta que se regularizó la ganadería, que las víctimas tuviesen un aspecto repugnante.
Bien pudo ocurrir que los dioses finalmente se compadecieran de los animales cautivos que
eran sacrificados para servir de alimento y exigieran primero que estuvieran en plena
integridad física, y luego que presentaran un aspecto sano y decoroso. Y ahí estaría lo
más "sagrado", en las condiciones de la víctima. Si esta hipótesis pudiera
elevarse a tesis, tendríamos que reconocer que en este aspecto estamos en recesión, que
volvemos a las andadas: a tener a los animales de los que nos alimentamos en condiciones
de vida indignas; que es necesario volver a sacralizar nuestra relación con los animales
que tenemos en cautividad para alimentarnos de ellos. En este contexto tendríamos que
situar la decisión de la Unión Europea de intervenir en las condiciones lamentables en
que están hoy los pollos en las granjas, y las condiciones en que se transporta a los
animales para el "sacrificio" y que afectan no sólo a la estética de nuestro
trato con los animales que explotamos, sino también al aspecto sanitario: se le revuelve
a uno el estómago al pensar que se tendrá que comer esas ruinas que más parecen
carroña viva. Da la impresión de que ha de ser perjudicial para la salud comer eso.
Mariano Arnal
Copyrigth EL ALMANAQUE
todos los derechos reservados.