ALMANAQUE
Del árabe al-manaj, (círculo de los meses). El
diccionario lo define como "catálogo que comprende la distribución del año en
meses, semanas y días, con noticias astronómicas, meteorológicas, agrícolas, de
fiestas y otras". Han existido también almanaques literarios, artísticos,
políticos, etc.
Pero no hay certeza de que se la inventaran los árabes, esta palabra. En latín existe
el término mánacus y la expresión mánachus círculus, para
denominar el círculo de un meridiano que servía para indicar los meses. Al no pertenecer
esta terminología al latín clásico, hay razonables dudas de que no proceda del griego mhnakoV (ménacos), cuya forma dórica es manacoV (mánajos), derivados ambos de men (men) que significa mes, y su adjetivo mhniaioV (meniáios), que significa
mensual. Es posible que hayan pasado al latín y al griego a través del árabe. Eusebio,
en el siglo III usa la palabra almenacika (almenajiká) para referirse a los "almanaques" en que los
egipcios se informaban de los horóscopos, de los "señores del ascendente", de
las facultades curativas que tienen, de los presagios. Éste podría ser el precursor de
nuestros almanaques y calendarios, sin parecerse todavía excesivamente a ellos, sino más
bien a un horóscopo cíclico.
Justamente a partir de este hecho, argumenta Corominas la verosimilitud (aunque
reconoce que es imposible probarla) de que la palabra árabe manah (que nos dará
con el artículo almanah), que significa exactamente "lugar donde se para en
un viaje", "residencia", "campamento", "descanso del
camello", haya sido la utilizada por los astrólogos para denominar las constelaciones,
que eran entendidas por los antiguos como las doce "paradas" que hace la tierra
en su recorrido alrededor del sol. De ahí pasamos a las mansiones (palabra
derivada del latín manere = permanecer, quedarse), elegida probablemente por su
similitud tanto léxica como semántica con el término manah de los árabes. De
las "mansiones" se pasó a las "casas", que es el término que
actualmente se usa en astrología.
Como dicen los italianos, se non é vero, é ben trovato. Esta explicación,
además de tener grandes visos de verosimilitud, es preciosa. Nos hace venir el almanaque
de la astrología, que al fin y al cabo es la madre de la astronomía, y ésta el origen
de la medición del tiempo. El hecho de que en sus inicios los almanaques fuesen
astronómicos y meteorológicos, aplicados especialmente a la agricultura, abona la bondad
de este origen.
La palabra calendario procede del latín calendas, que es como se
denominaba el primer día de cada mes, que al ser lunar, se correspondía con la luna
nueva. El día 5 ó 7 se llamaba las nonas y el 13 ó 15, que correspondía a la
luna llena, los idus. "Hacer almanaques" es "hacer castillos
en el aire". En eso estamos. En la onda.
Mariano Arnal
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