RACIONAL
La definición más clásica del hombre nos dice que es un animal racional.
En efecto, al menos en apariencia es la racionalidad la que nos distingue de los demás
animales. La palabra latina de la que arranca este concepto, es ratio
(femenino), que traducimos como "razón" y como "cálculo" o
"cantidad". Ratio procede de ratus que es el participio perfecto
pasivo de reor, que significa contar, calcular, tener calculado; y además, creer,
pensar, opinar. Procede de res, que significa "cosa", y que se puede
concretar en multitud de significados. Y parece que tiene algún tipo de parentesco con el
verbo griego rezw (rétzo),
que significa "hacer", "mover".
La palabra latina ratio, que sirve indistintamente para denominar la
facultad de pensar, razonar, calcular... y su resultado (la medida, la cantidad, la
proporción...) en español la hemos bifurcado en dos palabras especializadas: la razón
para denominar todo lo racional, y la ración para denominar todo lo
relacionado con el cálculo y el racionamiento (es el mismo fenómeno léxico que
se produce en la bifurcación pienso - pensamiento).
Teniendo en cuenta que no precisamente la palabra, sino el mismo hecho de la razón
se origina en la ración, es decir en la necesidad ineludible que tuvieron nuestros
más remotos antepasados de racionar los alimentos en función de la cadencia de
las cosechas y recolecciones (el primer e inexcusable objeto de la razón fue el
"almanaque agrícola"); teniendo eso en cuenta, sería forzoso convenir que el
hombre empezó a ser un animal racional en el momento en que se sujetó a la ración,
que luego iría afectando cada vez a más materias, hasta convertirse en razón.
Desde ese punto de vista habría que extender el concepto de animal racional, al
menos en origen, a todo aquel que vive sujeto a ración (concepto que se puede
extender también a razón), en cuyo caso entrarían en la clasificación de
animales racionales todos los animales sometidos a explotación, siendo su ratio
o razón el conjunto de medidas "racionales" que hacen eficaz su explotación.
Medidas que al fin y al cabo son de carácter predominantemente "contable", es
decir más en el orden de la ración (que eso puede ser un sueldo), que de la razón.
En este caso se hace preciso distinguir entre agente y paciente, entre racionador y
racionado, de la misma manera que para saber algo de nuestros orígenes deberíamos
saber si los restos humanos y humanoides que se van hallando son del cazador o del cazado,
y si somos descendientes del uno o del otro. Pero queda iniciado el tema con una sospecha
que no podemos desechar sin más: que la distinción racional / irracional no
es tan nítida, y que en ella se encierran enigmas que convendría desvelar y examinar.
Mariano Arnal