PROPIEDAD - POSESIÓN
Siendo la posesión y la propiedad los determinantes
antropológicos de nuestra forma de estar en la Naturaleza primero, y de dominarla y
sojuzgarla luego, he creído interesante estudiar desde el significado de las
propias palabras, su decisiva importancia ecológica. (Ver en la web
"Hábitat", 19-12-98)
Propiedad viene del adverbio latino prope,
que significa "cerca", a través de su comparativo propior - propius, que
significa "más cerca", según unos; y de pro más privus, que
significaría "con carácter privado", "exclusivo", posiblemente
derivado del adverbio prius (primero, anterior) según otros. De todos modos, la
primera etimología es más universalmente aceptada, posiblemente por ser más
transparente y atractiva, con lo que si erramos tenemos al menos el consuelo de que se
non é vero, é ben trovato.
Según esto, la propiedad de los bienes inmuebles,
en este caso de las tierras, nacería simplemente del criterio de cercanía, de
manera que se consideraría siempre más legítima la pretensión de quien más cerca
está. Este criterio que tan primitivo parece, sigue en plena vigencia. La prueba más
fehaciente son las sucesivas ampliaciones de las aguas jurisdiccionales de los países a
costa de las "internacionales" o libres, tanto a efectos de soberanía como de
explotación: todo el que puede las extiende a 100 millas y las explota en exclusiva o
exige tributo por pescar en ellas. El único título de propiedad que se exhibe en todos
los casos es el de "estar más cerca".
Pero la experiencia demostró que no era suficiente estar
más cerca, fue necesario sentarse encima, que ése es el significado
más probable del verbo possidere, en el que el prefijo pos sería un pro
(delante, encima) contagiado fonéticamente por sedere (sentarse). Con esto
llegamos al segundo gran cambio de la humanidad, el hacerse sedentaria: al ir
escaseando el alimento, ya no fue suficiente "estar cerca" para evitar que otros
se comiesen los frutos tanto animales como vegetales del propio territorio. Se hizo
necesario crear ya asentamientos estables, convertirse en sedentario, de
hecho sentarse encima, o justo delante, para defender (obsérvese que este término en
francés significa prohibir) las fuentes de alimentación que se habían estado vigilando
e incluso cultivando.
Fue inevitable llegar a esa solución a causa de la
alteración profunda de los dos grandes limitadores de la población: la mortalidad
natural por la natural limitación de los recursos alimentarios, y la mortalidad también
natural producida por las especies "enemigas", que fueron vencidas casi hasta el
exterminio. Primero fue, por tanto, la feroz defensa de los recursos alimentarios, lo que
obligó ya a vivir sentado o asentado junto a ellos, y luego, para huir de
la muerte por no comer (mucho más dolorosa y larga que la muerte por ser comido), hubo
que recurrir al cultivo, tanto de especies animales como vegetales.
Mariano Arnal