ARGENTARIA

Nombre acertado para un grupo de bancos. Fue el ganador de un concurso que al efecto se hizo, premiado con 100 millones de pesetas. Visto el éxito de este concurso, hicieron otro para denominar un grupo de empresas del Estado desgajadas del Instituto Nacional de Industria, premiado también con 100 millones de pesetas, y van y le ponen "Teneo". Nombre desafortunadísimo, con el que hizo fortuna el que se adjudicó el premio, pero no el grupo de empresas.

Argentaria, en cambio, es un gran nombre en el que coincieden unas cuantas virtudes. Primera, que suena a latín, y el latín es sinónimo de solera, de cultura y de prestigio. Tanto es así que a partir de este nombre ha habido una proliferación incluso exagerada de nombres comerciales con la terminación adjetiva latina -arius -aria -arium en su forma española -ario -aria, que se encuentra exclusivamente en palabras cultas. Este sufijo es frecuente en adjetivos derivados de nombres (arbitrario, imaginario, partidario, funcionario...). Su equivalente vulgar es -ero -era (cocinero, portera).

Pero no es sólo la terminación la que suena a latín. La raíz Argent-, que significa plata, es la que nos da los derivados cultos de argénteo, argentado, argentífero, argentería, el símbolo químico Ag, que leído es argentum y finalmente, Argentina. Es decir, que suena mucho y sobre todo suena bien. La combinación fonética es muy buena y la palabra es llana, de acuerdo con la tendencia dominante del idioma.

Más aún, coincide que justamente en Argentina y otros países hispanoamericanos al dinero se le llama plata; y en francés (bastante conocido en determinados niveles culturales) al dinero lo llaman exactamente Argent. El nombre de argentaria da, por tanto, la idea de dinero, pero no en su forma de "vil metal" (expresión apropiada más bien para la calderilla), sino en forma sublimada, elegante. Nombra con claridad el objeto del negocio, pero huyendo de su denominación vulgar. En cierta manera, le restituye al dinero su dignidad, mediante el recurso de asignarle un nombre digno.

Si se hubiese pretendido latinizar todavía más el nombre, se hubiese añadido a la forma adjetiva el sustantivo que se sobreentiende: res, con lo que la denominación completa hubiese sido Res argentaria, a imagen y semejanza de res pública, res frumentaria, etc. Más interesante que la sustantivación del adjetivo en plural neutro que resulta ser ahora.

El colmo del clasicismo y la solera sería una divisa en latín que dijese, por ejemplo: OMNIA MOVET RES ARGENTARIA IN UNIVERSO MUNDO. Todo lo mueve la cosa argentaria (el dinero) en el universo mundo.

Mariano Arnal