AMOR
ADULTO
Las 8
Bienaventuranzas Laborales
Quienes han leído
alguna vez el Nuevo Testamento y se han topado con el Evangelio
según San Mateo, específicamente en el capitulo 5 del versículo
3 al 12, habrán observado desde una óptica cristiana las
cualidades que habrán de poseer las personas para ser
considerados dignos candidatos para entrar en el Reino de los
Cielos, de acuerdo a las palabras expuestas por el mismo Jesús.
La visión de estas cualidades espirituales son magistralmente
expuestas por Mark Copeland y traducidas al español por Nicolás
Hernández en una disertación religiosa sobre esa versión de la
fe cristiana.
Ahora bien, sin ánimos
de pretender abarcar el conocimiento filosófico y trascendental
de Jesús de Nazaret, cuyas palabras y verdades se mantienen
inmutables en el tiempo, es posible extrapolar las
bienaventuranzas del Sermón del Monte al campo laboral y
describir en ocho afirmaciones las competencias que, en líneas
generales, habrán de poseer los profesionales empleables al menos
hasta que muchos de los paradigmas existentes evolucionen lo
suficiente para dar paso a otros elementos también de interés,
pues en la medida en que se avance en el conocimiento, la mayor
parte de los elementos que a continuación se describen serán de
dominio y practica universal.
Las 8
bienaventuranzas laborales no sólo señalan la competencia que ha
de poseer el talento humano en el presente y en ese futuro
inmediato que aguarda, sino que se atreven a establecer los
beneficios que redundarán en las personas que las muestren. Estas
son:
1. Dichosos los
que hablan más de un idioma, porque ellos se conectarán con el
mundo
El mundo ha
cambiado tanto en los últimos cincuenta años que resulta difícil
resumir en unas líneas todo lo que ello significa. Esos cambios
han producido una variación en el concepto del profesional que
dista mucho del que dominó el pensamiento industrial en el
pasado; hoy en día se ha de tener una mentalidad multicultural de
amplio espectro y esto responde a que sencillamente se esta en
presencia de un mundo sin fronteras. Esta realidad, principalmente
soportada en la tecnología, también exige al profesional moderno
poderse desdoblar en cualquier escenario y destacarse como un ente
capaz de generar empatía con sus interlocutores, entendiendo que
así mismo como se han de conocer la semántica de las regiones de
un país para no deslucir en negociaciones internas o experiencias
de intercambio, existe la misma exigencia para abordar escenarios
foráneos donde el idioma sea distinto al materno. Si bien es
cierto que existe un predominio importante de la lengua inglesa y
es prácticamente universal su uso, no es menos cierto que conocer
un idioma adicional al propio no es suficiente y se hace
necesario, al menos, de poder comunicarse en un tercer lenguaje.
Esta realidad no
es nueva, hace varios siglos el paradigma de las sociedades
existentes entendían la necesidad de conocer varios idiomas, sin
importar que se tratara del enemigo o de las tierras conquistadas,
pues eso les aseguraba mantenerse informados y capacitados para
afrontar cualquier exigencia. Ese paradigma casi olvidado se
reafirma en este mundo globalizado y es por ello que cada día
existen más profesionales aprendiendo idiomas como el japonés,
inglés, francés, ruso y alemán, a la par de que sus
representantes estudian el español, el portugués y el italiano,
para nombrar algunos.
Un profesional
completo es aquel que desarrolla en su totalidad las competencias
que posee y entiende que mientras más se comunique y mejor lo
haga mayor posibilidad tendrá de éxito.
Esta competencia
también abre las puertas al empleo, pues al poseerse la capacidad
de comunicarse en varios idiomas las oportunidades se multiplicarán
geométricamente para los interesados en incursionar en otros
escenarios.
2. Dichosos los
que conocen de programas y sistemas, porque nunca les faltará una
herramienta
Cuando se comenzó a hablar del homo ciberneticus en la década de
los noventa en el siglo XX pudo haberse mal interpretado el
concepto asociado a tal expresión, pues no se trataba de una
generación eminentemente tecnológica que destronaría la visión
analógica que impera en la sociedad transformando en obsoleto
todo lo antes conocido. Por el contrario, la visión de esa
"evolución" consistía primordialmente en el
conocimiento y las competencias que el profesional tenía que
poseer en el campo tecnológico tanto presente como pasado,
manteniendo su atención en los cambios que el futuro aporte.
En la actualidad pueden observarse un importante número de
programadores y expertos en sistemas que no manejan programas
actuales y sistemas modernos, su especialidad -aunque existente-
se ha ido reduciendo estrechando el mercado donde deben operar,
esto ha ocurrido porque no ha existido una orientación a la
actualización. Sin embargo, tal descuido no parece ser exclusivo
de los profesionales de la programación y sistemas, los
profesionales jóvenes tienden a no preocuparse por conocer como
operaban las máquinas en el pasado y algunos profesionales
maduros poco o nada desean conocer de las nuevas tecnologías,
esto pone en riesgo la trasferencia del conocimiento y el
desarrollo de habilidades tecnológicas, pues en situaciones
extremas ambas partes quedarían inhabilitadas.
Así mismo parece no haberse comprendido en su totalidad la
necesidad de profundizar en el conocimiento tecnológico, algunas
empresas se orientan a desarrollar sólo habilidades en el manejo
de hojas de cálculo, procesadores de palabras y formatos de
presentaciones electrónicas para buena parte de su personal, pero
desestiman la posibilidad de incrementar la participación del
mismo en jornadas técnicas que los preparen para la programación
y el desarrollo de sistemas, obviando el principio de gerenciar el
uso de la tecnología que propone la Cybergerencia, la cual supone
que el uso de los sistemas no es exclusivo de un grupo de
individuos sino de todo el entorno.
El profesional contemporáneo debe estar a la altura del
conocimiento tecnológico sin que se entienda por ello que ha de
poseer un nivel de experto, pero así como se exige conocer de
principios contables y financieros para manejar un negocio, a la
par del mercadeo y la publicidad, conocer de sistemas, tanto los
pasados como los presentes y estar atentos a los futuros, le
ofrecerá un sitial de honor que lo diferenciará de aquellos que
se resisten a avanzar y de quienes consideran que conocer el
origen de las cosas es una perdida de tiempo.
3.
Dichosos los que valoran a la gente, porque ellos serán lideres
Una vez que sea
asimilada en su totalidad la premisa que reza: "la gente es
la empresa" muchas de las deficiencias gerenciales presentes
en las organizaciones contemporáneas desaparecerán de manera
inmediata. Tal y como se propuso en el Congreso Mundial de
Recursos Humanos en México celebrado en el año 2002, la visión
que han de desarrollar las empresas deberá estar orientada a
"volver a la gente" y ello significa el otorgamiento de
toda la importancia y el valor que ella posee.
Sencillamente sin
gente no hay empresa. Es por ello que aquellos profesionales que
desarrollen una sensibilidad verdadera por este concepto, se
inclinen a buscar el beneficio de las personas, sin que ello
signifique sacrificios exagerados en el manejo del negocio y sepan
manejar las competencias y habilidades de la gente para
permitirles intervenir en el destino de las organizaciones,
terminarán por ser considerados verdaderos líderes
circunstanciales y su influencia en el personal generará
verdaderos resultados extraordinarios. De lo contrario, y mientras
se continúe observando al personal como un simple
"recurso" para alcanzar la visión del negocio sin
involucrarlo realmente en el proceso, el liderazgo continuará
siendo ejercido de manera vertical y bajo la premisa del líder
formal impuesto por la jerarquía de su posición en la empresa.
Las organizaciones
están cambiando, cada día se hace más importante valorar a la
gente porque al hacerlo el profesional se está valorando así
mismo, por lo tanto quienes asuman esa posición serán dignos de
ser imitados y ser seguidos.
4. Dichosos los
que tienen conocimiento, experiencia y agregan valor, porque
siempre estarán ocupados
Los nuevos paradigmas de selección y la nueva visión de la
estabilidad laboral están abriendo una puerta a los
profesionales, tanto aquellos que están certificados como los que
han acumulado un importante capital intelectual y similar número
de habilidades. El futuro (inmediato) será dominado por aquellos
que manejen el conocimiento desde una perspectiva holística,
individuos cuya capacidad de multihabilidad y sapiencia les
permitirá moverse de un escenario a otro garantizando la calidad
del producto o del servicio y sin perder la capacidad de innovar.
Este talento humano conocerá lo necesario de todo aquello que
esta involucrado con su quehacer sin que sea etiquetado como
"aquel que hace de todo" pues su experticia estará
orientada a una visión específica.
Evidentemente las organizaciones habrán de ajustar sus procesos a
la presencia de estos individuos, flexibilizando sus horarios,
conceptos de la realización del trabajo y garantizando un
importante porcentaje de vida social.
5. Dichosos los
que tienen sed de sabiduría, porque nunca serán obsoletos
Aquellos que no han
entendido que el futuro (inmediato) será dominado por el
conocimiento y la puesta en práctica del mismo, sencillamente
estarán aislados de la comunidad laboral la cual demandará
constantemente la presencia de datos actualizados y de vanguardia.
Cada día se hará más necesario la certificación del
conocimiento, no solo de la manera tradicional, a través de los
estudios académicos, sino que comenzarán a intervenir de manera
directa las organizaciones o colegios existentes en cada ramo, e
incluso de forma conexa, pues como ya se señaló los
profesionales habrán de incursionar en aquellas áreas
relacionadas con su especialidad y por ende habrán de ser
certificados en ellas con el mismo nivel de exigencia.
En tal sentido todas
aquellas personas que constantemente renueven o profundicen sus
conocimientos serán los primeros en obtener y mantener la
certificación profesional que los mantendrá actualizados y
atractivos para el mercado, sin importar las limitaciones
subjetivas presentes en la selección actual, pues para el mundo
laboral jamás serán obsoletos.
Pero es evidente que
esto aplicará de manera espontánea sólo al principio y mientras
se tarde en entender la necesidad de mantener un contacto directo
con el conocimiento pasado, presente y creciente, lo cual será
sencillo para quien ha asimilado tal responsabilidad,
posteriormente será una exigencia excluyente e ineludible.
6. Dichosos los
que aprenden de sus errores, porque serán llamados expertos
Administrar los
errores será una ventaja competitiva y comparativa para el
profesional del nuevo milenio. Así como en la actualidad se
documentan los éxitos, con mucha más razón y sentido se
documentarán los errores, se estudiarán y se someterán a
discusión para encontrar formas inteligentes de sacar provecho al
fracaso y evitar su repetición.
El error comenzará
a ser visto como una experiencia que exige la puesta en marcha de
varias competencias gerenciales: reflexión, capacidad de
respuesta, toma de decisiones, planeación inmediata y
sensibilidad al riesgo, las cuales difícilmente serán
experimentadas con la misma intensidad cuando sólo se ha conocido
el éxito.
Quienes experimenten
de los errores y aprendan de ellos se convertirán en los expertos
ideales que las empresas requieren, personas con la agudeza
necesaria para observar los puntos débiles de un sistema y que
conocen a plenitud las consecuencias y distorsiones posibles que
un error genera.
7. Dichosos los
que aceptan los cambios, porque serán siempre pioneros
Aquellos individuos
que observan los cambios como una oportunidad de crecer, como el
resultado de una etapa que termina y otra que comienza, ofreciendo
a quienes lo experimentan esa sensación de incertidumbre que
exige una actitud positiva, llena de prestancia, atención,
dedicación y esmero, serán los más aptos para sobrevivir en el
mundo contemporáneo donde lo único constante será cambiar.
La habilidad de
mantenerse a flote ante las diferentes oleadas que experimentará
el profesional del siglo XXI y los siglos venideros, será una
competencia envidiable e imitable por la gran mayoría. Se
derrumbarán las creencias que suponen los cambios como la
carencia de constancia, pues aquellos que aceptan los cambios
tendrán siempre presente una visión clara, sabrán exactamente
hacia donde se dirigen y sortearán los cambios para lograr
alcanzar sus metas, haciendo uso de los mismos como herramientas
de éxito.
Ser pionero es
aceptar el reto de la incertidumbre, y el cambio es el resultado
de la incertidumbre y viceversa, por ello serán dichosos aquellos
que observen con agrado la presencia del cambio, porque serán
exitosos en cualquier escenario.
8. Dichosos los
que rompen paradigmas, porque construirán un mañana mejor
Aceptar las reglas
del juego no significa compartirlas, a veces hay que aprender lo
suficiente sobre una regla para poder tener la fortaleza de
romperla. Si no fuese así el hombre aún viviría en cuevas,
andaría desnudo y comería de la caza, la recolección y la pesca
en las expresiones más básicas de sus conceptos. Gracias a
aquellos que se han atrevido a decir, hacer y desarrollar lo que
ponía en peligro el status quo es que se han logrado avances
significativos en las ciencias, las artes, las sociedades y las
culturas.
Pero romper un
paradigma amerita de responsabilidad y criterio. No se puede
alterar una regla por simple capricho o mera distracción, pues la
onda expansiva que genera un cambio en la visión de las cosas
puede crear barreras ideológicas que generen mucho daño o
expresiones de libertinaje que terminan por desequilibrar un
sistema.
Los paradigmas se
rompen para avanzar en la escala evolutiva del pensamiento y la
acción, se sabe que se ha hecho lo correcto cuando el resultado
de la alteración genera bienestar en quienes lo experimentan sin
distingo alguno de condición, de lo contrario no se ha roto un
paradigma sino que se ha relajado una regla.
El mundo laboral en
que se vive actualmente se irá sincronizando de manera perfecta
con la vida social del ser humano, esta relación de equilibrio
constante requerirá de personas capaces de observar los
paradigmas como escalones evolutivos cuya superación generará un
estado superior y por ende desaparecerán los elementos que hacen
imperfecto y cuestionable el orden presente, es por ello que serán
dichosos los que de manera consciente y responsable propongan
innovadoras formas de observar, vivir y afrontar el futuro
(inmediato) porque demostrarán que ese mañana lleno de caos y
destrucción que se suele imaginar estará muy distante de lo que
el hombre ha de construir.
Reflexiones finales
Como pudo observarse
no se ha dicho nada nuevo, tal y como Jesús lo hizo en su sermón,
las cualidades del profesional empleable siempre han sido las
mismas, pero como es obvio se han estado ajustadas al tiempo en
que se requerían, hoy en día se exige estar más atento al nuevo
conocimiento sin que ello signifique desestimar el conocimiento
pasado. Mucho se ha hablado de la capacidad y multihabilidad que
el individuo debe poseer, pero a veces se observa más desde la
perspectiva de cómo ello beneficia a la empresa que desde el
punto de vista del beneficio personal que ello genera. Uno de los
aportes de las ocho bienaventuranzas laborales se encuentra en que
se describe la competencia y se señala el beneficio de tenerla,
otra vez en analogía las bienaventuranzas cristianas, por tanto
se le está ofreciendo al individuo la oportunidad de reflexionar
sobre sus potencialidades e impulsar su desarrollo y a las
organizaciones se les está exhortando a valorarlas de la manera
correcta.
Autor: Félix
Socorro
Cordialmente... Cortesía de Marco Antonio Guízar Ponce
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