AMOR
ADULTO Expertos
y bellas hablan sobre la infidelidad
Algunas mujeres la perdonan por amor, otras
porque pierden más si no pasan por alto el desliz del compañero.
Otras perdonan pero no olvidan y terminan manipulando a la
pareja.
Las cifras por ventas del libro Historia viviente, de Hillary Clinton,
parecen de mentira: en un solo día 40 mil personas compraron las
memorias de la ex primera dama de Estados Unidos, en donde volcó
todas sus dudas y tristezas. Aquí reconoce que la mañana del 15 de
agosto de 1998, cuando su esposo Bill Clinton le confesó su
infidelidad con Monica Lewinsky, vivió el peor momento de su
existencia.
Dice Hillary, actual senadora por Nueva York, ‘que le provocó
matarlo’. Él rogó perdón, ella sopesó las cosas y decidió
continuar la relación con la ayuda de un terapista de pareja.
“Llegue a pensar: Si Mandela pudo perdonar, yo podría probar”,
manifiesta ella. Y de hecho probó.
Aunque ‘los cuernos’ despiertan cólera y luego un sentido de
humillación en la víctima, aparece una fase en la que se puede
justificar a la pareja, sobre todo si las dos personas tienen la
madurez para concentrar el diálogo en el por qué ocurrieron las
cosas y no en el cómo ocurrieron.
“La infidelidad destruye las relaciones en las que falta amor y
puede consolidar las otras. La verdad, es una situación muy dolorosa,
pero es muy común que se perdone”, dice la psicóloga Magnolia
Parra.
¿De qué depende el perdón?
Del amor que se le tenga al otro y del deseo de no hacerles daño a
los hijos. Y algunas personas pragmáticas miden ahora un
nuevo aspecto: perdonando qué pierden o qué ganan, a nivel
emocional, de dinero y de poder o estatus social.
Según Parra, el afectado tiene más disposición a seguir adelante
cuando hace un balance y concluye que es más lo que logra si sigue
con la relación, que diciendo adiós.
La psiquiatra Rocío Barrios considera que sobre este tema no se puede
generalizar una afirmación, pero es obvio pensar que es más fácil
para una mujer separarse de su marido infiel si no tiene mucho que
perder. Aquí se impone el dolor, el orgullo maltratado, la confianza
vulnerada. “Hoy en día existen muchas relaciones basadas en
acuerdos tácitos; están muy vinculadas con intereses comunes de las
dos personas. Es diferente el caso si la pareja basa su trato en el
afecto y la sinceridad”, dice la psiquiatra.
“La infidelidad no es una enfermedad; es instintiva y en algunos
casos puede ser una válvula de escape a situaciones de estrés”,
dice la psiquiatra Barrios, coincidiendo con algunos de los argumentos
que Bill Clinton usó en su defensa frente a su esposa.
Además, el hecho de que el ex presidente se mostrara arrepentido, que
reconociera su equivocación, que mostrara deseos de reparar su error
facilitó, según los expertos, que lo perdonara.
Es diferente cuando el infiel es reincidente o cuando el afectado
siente que el otro tiene comprometido en el affair mucho más que el
deseo sexual, que es normalmente el principio de todas las
infidelidades.
El amor real
En el caso de las
mujeres que viven la filosofía del perdón sin olvido, la infidelidad
suele convertirse en un arma que se saca a flote en las discusiones y
con la cual se busca presionar a la pareja a hacer cosas. Es una forma
de control, de manipulación sobre el otro, que si no es un infiel de
oficio siempre se sentirá culpable, sucio e incluso indigno.
El tema tiene puntas
diversas, y de alguna manera todos poseen parte de la verdad.
Para algunos expertos
como el psicólogo Manuel Clavijo la pareja moderna tiene muchas
nuevas tareas y entre ellas está el de construir un amor real en
donde la infidelidad es uno de esos asuntos reales.
“Nadie está exento de
sentirse atraído por otro, no es que apruebe la infidelidad, sólo
que existe y, repito, ningún ser humano escapa a este instinto; lo
que ocurre es que algunas personas tienen claras las premisas en su
vida y no le dan espacio”.
Otros piensan que si
bien es difícil, cuando la persona lo quiere puede huir y no dejarse
quemar por el fuego de la infidelidad.
La psicóloga Parra dice
que no se trata de perder las fantasías sexuales sobre otras
personas, sino de analizar las consecuencias que acarrea el vivirlas.
Eso sin contar con que, por lo general, la realización de estas
fantasías termina en fracaso.
Frente a la posibilidad
de vivir estos ‘resbalones’ lo mejor es recordar que son tan sólo
de un momento y, sin embargo, su costo es largo y definitivo en muchos
casos, tanto, que una familia construida con años de cariño y
sacrificio se derrumba en unos cuantos días de pasión y curiosidad.
Rocío Barrios
Psiquiatra
Recuerda
esto: El Amor no es un sentimiento...es una actitud
Marco Antonio Guizar Ponce" <[email protected]>
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