AUTODETERMINACIÓN
¡Menudo palabrote! Desde el punto de vista léxico es muy difícil de amarrar. Se te
escapa el significado por los rotos, los descosidos y los frunces que le quedan, porque
aunque las tres piezas de que está compuesta la palabra ahí están, cuando se pretende
definir con ella una reclamación concreta, no hay manera de que formen un todo coherente
y compacto: no hay realidad que quepa holgadamente en ella. Su primer elemento es auto.
Es de dominio público que se trata de un prefijo común tomado del griego autoV (autós), que significa "uno
mismo", por oposición a otro (no es
irrelevante ni muchísimo menos, definir quién es el otro, para acabar de saber
con absoluta certeza quién es el autoV en cuestión. Ver en la web indefinido 2). Por eso, quienes reclaman la autodeterminación, por donde tienen que
empezar es por establecer con claridad y sin tapujos, quién es el auto y quién es
su opuesto, el otro. Porque andar reclamando la autodeterminación sin definir
previamente para quién se pide, es como reclamar ante un tribunal el derecho de
indemnización sin fijar la cantidad, para así poderla fijar a tu capricho, después que
el juez haya fallado a tu favor. Los apóstoles de la autodeterminación, en el mismo
momento de incluirla en su programa político, deberían determinar sin equívocos en su
proyecto quién es el auto y cuál su circunstancia, y quién es el otro, y
cuál su circunstancia. Teniendo especial cuidado en no caer en el error léxico de
asignar la calidad de autoV al
territorio, cuando el diccionario se la asigna a sus habitantes (en una construcción gramatical formada por sujeto, objeto y verbo, sólo en
oraciones sin sentido puede funcionar el objeto de sujeto, y el sujeto de objeto). No es el caso de eludir la realidad confundiéndola con los deseos, porque ya
vemos lo que cuesta luego cuadrarla con el derecho conquistado.
Si pasamos al segundo elemento que compone la palabra autodeterminación, no es
para sentirse más reconfortado. De es una preposición latina que dará
lugar a nuestra preposición y a nuestro prefijo de- . Si buscamos el diccionario,
nos dirá sin más que en las palabras que traen ya del latín el prefijo puesto, equivale
a ex- y a es-. En efecto, tanto de como ex son
preposiciones que indican separación, extracción, distanciamiento. Si añadimos este
prefijo a terminación, el tercer elemento que compone la palabra, tendremos que de-terminación
no es más que sacar fuera de un término (del latín términus, sinónimo
de finis y de limes -ver en la web Indefinido2). Es decir que si "terminación" es la fijación de
"términos" o "límites", de-terminar será "sacar fuera
de los límites", igual que "definir" es deslindar los límites de un
concepto o de una cosa. Autodeterminación sería, según esto, autodeslindamiento,
autoseparación.
Están puestos ya sobre la mesa los
elementos por separado y en conjunto, para poder empezar el análisis de la palabra y de
la realidad que con ella se pretende definir. Nos guste o no, las palabras y los elementos
que las forman no pierden su identidad y su valor de origen porque les asignemos a
conveniencia nuevas identidades y nuevos valores.
Mariano Arnal
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