San Rafael se llamaba, seg�n �l mismo
declar�, el �ngel que mand� Dios a Tob�as para sacar a toda la familia de una
situaci�n apurada. Tob�as deb�a ir por orden de su padre a cobrar una deuda a un
pariente lejano que adem�s estaba a muchos d�as de camino. Sali� en busca de compa��a
para no ir solo, y se encontr� con un joven dispuesto a emprender viaje, que era
precisamente el �ngel Rafael. Salieron, pues, y por el camino, al pararse Tob�as a la
orilla del r�o para lavarse los pies, he aqu� que le ataca un gran pez. Pide socorro
Tob�as y Rafael le ordena que coja el pez, y entre los dos le sacan las entra�as para
hacer con ellas una especie de filtro amoroso y una medicina. Llegados a destino, consigue
casarse con la hija del hu�sped, a la que previamente cura con el coraz�n del pez. A la
vuelta, casado ya Tob�as y con grandes riquezas que consigo tra�a, frot� Tob�as los
ojos de su padre ciego, por indicaci�n del Arc�ngel, y su padre recobr� la vista.
Cuando quiso pagarle los enormes favores que le hab�a hecho, nada pidi� Rafael.
El primer �ngel de la Guarda es el
arc�ngel San Rafael. De �l nace la doctrina de que Dios nos asigna a cada uno un �ngel
de la Guarda. La situaci�n envidiable de Tob�as y su familia, a quienes Dios les env�a
un �ngel que les resuelve absolutamente todos los problemas que tienen, sin pedirles nada
a cambio, se convierte en paradigma de lo que desea para s� cada cristiano como primera
recompensa en esta vida. De ah� que se desarrolle y se fomente la fe en el �ngel de la
Guarda, muy entra�able especialmente en la infancia (en el mismo orden de valores
infantiles del Nacimiento de Jes�s y de los Reyes Magos). La tradici�n popular nos ha
dejado unas oraciones bell�simas, como la que dice: "�ngel de la Guarda, dulce
compa��a, no me desampares ni de noche ni de d�a..." Y esta otra, tambi�n
preciosa: "Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la
guardan..."
Los dos grandes personajes que llevaron este
nombre lo llenan de vida y de color. El arc�ngel san Rafael por su bell�sima historia
ejerciendo de �ngel de la Guarda para Tob�as y su familia, con grandes dotes curadoras.
Desde entonces todos so�amos con un �ngel as�. Y el gran pintor Rafael, otro gran
sue�o de la humanidad. Es incre�ble la fuerza de su obra. Pint� belleza, pint�
sentimientos y pasiones, pint� almas con sus respectivos cuerpos, y cuerpos llenos de
alma y de vida. Su obra, adem�s de sumamente bella y llena de fuerza, es abundant�sima.
Bien podemos decir en todos los sentidos, que el nombre de Rafael tiene �ngel.
�Felicidades!