INTELIGENCIA
La inteligencia, más que una cosa, es el campo de glorificación
del hombre. Nadie sabe cuáles son los límites de este campo. Como no hay escrituras,
cada dos por tres se están moviendo los mojones. Y se le asignan también las aguas
territoriales hasta las doscientas millas o hasta donde haya algo que pescar. La
inteligencia no es ni anatomía ni fisiología, por eso hay que advertir antes de entrar
en materia, que tiene tantas definiciones como definidores. Es el definidor quien le
cierra fronteras o le abre horizontes.
No nos cansemos dándole vueltas al origen y
al contenido de la palabra.Intellegere es inter-légere, es decir
"elegir entre", o yendo más atrás en el significado, "recoger
entre". (Ver en la web lección.)
Para los que inventaron la palabra, inteligencia es
elección, es opción; es finalmente voluntad. Quien no tiene voluntad, procura no tener
que elegir, procura estar metido en rutinas para no tener que pensar (pendo,
pependi, pensum), para no tener que so-pesar; y si se halla ante alternativas, nunca
acaba de elegir: non intel-legit, que es como decir "no entiende" (porque
de otra manera no podemos traducirlo). Pero bueno, ¿qué es entender (no tenemos
otro verbo para denominar la acción de la inteligencia), qué es entender, más que in-téndere,
moverse con fuerza (compárese con "tensar", "tensión",
"in-tenso") en una dirección determinada? (in). El en-tendimiento
es imposible explicarlo sin la voluntad. Inter légere es "elegir
entre".
Me encanta ver al hombre como un animal y tratarlo como tal.
Resulta mucho más asequible (aunque también mucho más digno de conmiseración). Y
siguiendo en esa línea, colocando al hombre en su escalón zoológico, hay que decir de
él que es el animal que se mueve en mayores márgenes de inter-elección, es decir de
intelección. Es el único animal que ha tomado decisiones que afectan a su sistema
operativo, y que por tanto ha multiplicado casi por infinito su menú de opciones. El
hombre es el animal cuya conducta admite más alternativas, movidas tanto desde dentro
como desde fuera del individuo. Es el animal cuya versatilidad de conductas es
infinitamente mayor que la del resto de animales; pero sobre todo es el animal cuyas
variaciones de conducta alcanzan al propio corazón del sistema conductual, con lo que el
nivel de opcionalidad de la especie crece exponencialmente (en muy pocos individuos se
ejercitan las opciones más profundas; y esos son los que cambian al mundo y al hombre).
La capacidad de opción de las demás especies es ciertamente limitada, tanto para el
individuo como para la especie. En cambio es inevitable afirmar que la capacidad de
opción (de inter-elección) del conjunto de la especie humana es in-finita, es decir que
no tiene límites, o al menos no se le conocen. Otra cosa es la capacidad de
inter-elección (intelección) de cada uno. Frente al que procura no tener que decidirse
nunca por nada, que se lo den todo hecho, pensado y masticado, están los individuos cuya
pasión es elegir, siempre elegir, ver si hay caminos alternativos. Y entre uno y otro
extremo, una gradación variadísima de inteligencias, es decir de actitudes ante la
e-lección.
Mariano Arnal
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