LA SABIDURIA DE LO ENFERMO:       Dr. Javier Martínez y Dra. Maria Jesús Clavera

Desempleo y Mortalidad

Decíamos el pasado lunes que "La no función ...atrofia el órgano" (+) pues el órgano había sido creado justamente para esto: para desarrollar una función; y que el órgano se había desarrollado y fortalecido en la medida justamente en que dicha función se iba ejerciendo. También señalábamos varios ejemplos de cómo, cuando la función no puede ser cumplida, aunque sea en unos mínimos, se disparaba un sorprendente proceso de 'muerte programada' llamado 'apoptosis', que parece estar previamente programado en el DNA de todas las células.

Los ingenieros y expertos en cibernética saben, además, que la razón de ser de la función sólo es la consecución de una finalidad muy precisa, que ellos llaman 'variable objetivo'. Biólogos y antropólogos nos dicen que la vida es, sobre todo, 'teleológica'; es decir: las razones últimas que explican el funcionamiento de los seres vivos tienen que ver mucho más con su finalidad (lo que se conseguirá en el futuro) que con su causalidad (lo que ocurrió en su pasado)

Por otra parte, los expertos en Inteligencia Artificial (IA) nos aseguran que los sistemas dotados de auto-aprendizaje, es decir, los sistemas que aprenden de su propia experiencia (y todos los seres vivos auto-aprenden, en todos sus niveles) realizan una doble estrategia: fortalecen o 'premian' progresivamente las funciones y órganos que mejor consiguen la variable objetivo y debilitan o 'castigan' progresivamente las funciones y órganos que peor la consiguen.

La esterilidad persistente de un órgano o una función no suele durar mucho: se castiga con su atrofia y desaparición. No hace falta ser devorado por predadores (o por micro-organismos): aunque estos no existieran, los procesos de 'muerte programada' inscritos en el seno del ser vivo (antes incluso de que él naciese) disparan su apoptosis: degradan y, finalmente, destruyen todo lo estéril, sobre todo cuando la incapacidad de alcanzar el objetivo es muy duradera y no existen indicadores (esperanza) de que este pueda ser alcanzado en el futuro

Los seres humanos no escapamos a esta ley. No sólo nuestras células y órganos obedecen a una finalidad, que debe ser conseguida, so pena de enfermedad y muerte: también nosotros como organismo, nuestras vidas, en cualquiera de sus niveles, obedecen a una finalidad que, la conozcamos o no, debe ser alcanzada, a fin de evitar la degradación y la muerte anticipada. Probablemente Jesús hacia referencia a esto cuando lanzó su terrible maldición: 'toda higuera estéril será arrancada...' (Mt 21, 18-19; Lc 13, 1-9).

Un triste ejemplo de esta férrea ley nos la han mostrado recientemente un grupo de investigadores del Karolinska Institutet (Estocolmo) que analizaron la mortalidad, antes de los 70 años, en los hombres y las mujeres, y su relación con las características del empleo, o la falta de éste (desempleo). Esta investigación, en la que participaron gemelos (9500 mujeres y más de 11 000 hombres), demostró que el desempleo se asoció con una mayor mortalidad en los años posteriores, tanto en hombres como en mujeres.

El mayor riesgo de mortalidad de los desempleados (casi cinco veces mayor durante los primeros cinco años) se observo incluso cuando todas las demás variables eran iguales: además de compararlos con sus hermanos gemelos idénticos que sí tenían empleo, se comprobó que su estado civil, la presencia de hijos, el consumo de alcohol y tabaco, el uso de tranquilizantes o somníferos, el estrés, los factores de la personalidad, la presencia de enfermedades crónicas y otros factores eran también similares: ¡el desempleo, por si mismo, explicaba la quintuplicación del riesgo de muerte!

En la ciudad de Barcelona, el estudio de 85.171 defunciones ocurridas durante el período 1989-1993 mostró que, a igual edad, aparecía también una asociación estadísticamente significativa entre desempleo y riesgo de mortalidad global en hombres ...pero no en mujeres. Otros estudios han confirmado esta 'invulnerabilidad' que las mujeres del tercer mundo o latinas parecen mostrar ante el desempleo ...quizás porque, de hecho, jamás quedan realmente desempleadas: con bastantes hijos que criar como madres (¡o abuelas!) no perciben subjetivamente desempleo o falta de sentido vital alguno; algo muy diferente ocurre en sus homólogos masculinos, en los que la perdida persistente de empleo actúa como un mazazo: frecuentemente pierden el valor y el sentido de su existencia, se deprimen en gran proporción y su notorio aumento de mortalidad aparece asociado significativamente a secuelas del tabaco (cáncer de pulmón, bronquitis, enfisema y asma) del alcohol (cirrosis) y otras drogas (sobredosis, SIDA).

La masa creciente de parados (a veces subsidiados) que produce la robotización creciente de nuestra tecnificada sociedad, coincide con un inquietante aumento de los debates en los medios de comunicación, que defienden la necesidad de la eutanasia y del 'derecho' a la muerte digna. Pero no deben preocuparse nuestros gobernantes y gestores de seguros sociales: la falta de finalidad y sentido vital en los desempleados, más un contingente suficiente de drogas legales o ilegales ...¡realizan ya esta tarea!
 

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