La inicial Rh corresponde al
macaco Rhesus, un mono (Macacus rhesus) cuya sangre
tiene la propiedad de poseer un factor aglutinógeno de glóbulos
rojos al que unas personas responden, en caso de transfusión, de
forma positiva (produciendo aglutinación de hematíes), y otros de
forma negativa (en los que el suero Rh no genera la aglutinación de
glóbulos rojos). A esta cualidad de la sangre se la denomina factor
Rh. Es, por simplificar, un quinto grupo sanguíneo entre media
docena más de los secundarios, junto a los cuatro grandes grupos
sanguíneos.Tiene la propiedad de ser un factor claramente asociado a
las razas, pero nunca con valores absolutos, porque la mezcla de
sangres es inevitable tan pronto como nos tropezamos con la exogamia.
Hecho el estudio de campo en individuos de raza blanca, se comprobó
que el 85% de personas de esta raza tienen el Rh positivo,
mientras que el 15% lo tienen negativo. Posteriores estudios han
puesto de manifiesto que en las razas negras y amarillas cerca del
100% de sus individuos son Rh positivo; han revelado asimismo, como
rara singularidad, que las poblaciones vasca y bereber cuentan con el
más alto índice de individuos con Rh negativo en todo el mundo. Este
fenómeno, añadido al de la incompatibilidad entre el rh
positivo y el negativo, da pie a los racistas para construir sobre
este hecho incompatibilidades culturales y políticas y para
reivindicar y legitimar extrañas idiosincrasias que chocan
frontalmente con la propia de la mayoría de los mortales.
El antígeno Rh fue descubierto
en 1941 por los hematólogos Landsteiner y Wiener, que utilizando
sueros de conejos y cobayas inmunizados mediante glóbulos
rojos del mono Rhesus, comprobaron que los anticuerpos
contenidos en los sueros, además de aglutinar los glóbulos rojos del
Rhesus, producían ese mismo efecto en el 85% de la
población blanca de Nueva York, que fue sobre la que se hizo la
prueba. Eso demostró que en la sangre de esta mayoría existe una
sustancia aglutinógena (antígeno) sobre la cual actúa el anticuerpo
(aglutinina) producido por el cobaya inmunizado con glóbulos rojos
del Rhesus. Este descubrimiento venía a dar respuesta
al índice de fallos que se producían en las transfusiones de sangre
que se realizaban respetando estrictamente las incompatibilidades
entre los grupos sanguíneos clásicos; fallos enmascarados porque la
sangre no reaccionaba seriamente al factor Rh en una primera transfusión
incompatible. Incluso tratándose de donantes de tipo universal, se
presentan algunos accidentes, por lo que se ha hecho indispensable
controlar además del grupo sanguíneo clásico (el AB0), el factor Rh.
Gracias a este descubrimiento se dio con la causa de que tuviera
graves consecuencias la eritroblastosis fetal (cuando la madre es Rh
negativo, es decir que no posee el factor Rhesus, mientras que el
padre y el feto son Rh positivo, con lo que aparecen en la sangre
materna anticuerpos anti-Rh que a través de la placenta pasan al feto
y aglutinan sus hematíes), que no es más que una manifestación de
la incompatibilidad entre la sangre de la madre y la del feto. Una
mentalidad racista, está claro que consideraría como opción
"natural" la selección de los reproductores atendiendo al
factor Rh además de otros factores raciales para no violentar a la
raza.