Órgano
El origen es griego: organon
(órganon) es la palabra con la que se designaba lo que
llamamos mecanismo o instrumento de trabajo. Se llamó también así a
las máquinas de guerra y a los instrumentos musicales. Los filósofos
extendieron esta denominación al cuerpo humano, y luego a cualquier
materia lógica en que se apreciase construcción o estructura
("organización"). Se relaciona con ergon
(érgon) = trabajo, y siempre implica una función y una
complejidad. OrganoV (órganos), con valor adjetivo, significa
industrioso; y organopoioV (organopoiós),
fabricante de instrumentos o mecanismos, y también mecánico. Es
evidente, pues, que la palabra órgano nació ya denominando
los mecanismos, artilugios o construcciones destinados a ejecutar una
función. Si trasladamos este concepto a la definición anatómica de órgano,
éste resultará ser la parte de un ser vivo, animal o vegetal, que
tiene entidad propia y realiza una función importante (cerebro,
pulmones, corazón, hígado...).
Contrasta con la relativa pobreza del lexema
en griego (10 términos, con muy poco desarrollo), el extraordinario
juego que ha dado en nuestras lenguas. El mismo verbo organizar,
que se sustantiva en organización, procede del griego organizw
(organítzo) , cuyo modestísimo significado en griego fue
dotar o proveer de instrumentos; mientras que para nosotros detrás de
esos términos hay todo un mundo muy complejo. Tan extenso al menos
como el que se abrió con la palabra control. La fijación del
significado de órgano no parte más que indirectamente de su
origen griego; porque es el doblete orgánica-inorgánica que
empleamos para clasificar toda la materia, el que pone el cimiento
sobre el que se desarrollarán el concepto de órgano y sus
derivados.
Convenimos por tanto en que orgánica es la
materia constituida por partes que desempeñan funciones coordinadas o
constituyen un conjunto coordinado. Es propio pues de un órgano
ejercer una o varias funciones que afectan al conjunto del organismo
(el conjunto de órganos de que está constituido un ser vivo).
Órgano y "ser vivo" son sinónimos, especialmente
tratándose de seres vivos ínfimos. Pero aparte de la expansión que
ha experimentado este término en la biología y en la medicina, llama
poderosamente la atención su trasplante a todos los órdenes de la
actividad humana en calidad de metáfora.
Es inconcebible que una empresa, un estado,
una producción, un servicio, no estén regidos por un sistema organizativo
y construidos con criterios orgánicos. Hablamos de órganos
de producción o de gobierno o de control como si de seres vivos se
tratara. Y construimos los organigramas en que representamos
las formas de funcionamiento e interacción de unos miembros y
sistemas de miembros en otros. Hasta la estructura y los mecanismos
del pensamiento recogidos en la Lógica de Aristóteles fueron
percibidos por sus editores y comentaristas como un organon
(órganon), es decir como un instrumento o máquina de pensar
(por ahí anduvo también nuestro Raimundo Lulio, que hubiera dado su
alma al diablo por haber tenido la posibilidad de construir las
actuales máquinas de pensar, que se han constituido en auténticos
órganos humanos). He ahí lo que ha dado de sí el modestísimo
concepto de órgano que crearon los griegos. Hay dos órganos
por excelencia: el rey de los instrumentos musicales y el que hemos
dado en considerar y llamar el órgano por antonomasia.
Mariano
Arnal
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