INTERNO
A la hora de valorar la profesionalidad de
los médicos es bueno recordar que se dan en esta profesión unas
exigencias que no encontramos en ninguna otra. Los últimamente célebres
M.I.R. están protagonizando una protesta legítima
donde las haya, para defender no sólo su propio esfuerzo, sino también
el principio sagrado de un mismo sistema de acceso al ejercicio de la
profesión. A los "usuarios de la sanidad", que lo somos
todos, especialmente cuando estamos enfermos nos da una gran confianza
saber que el colectivo médico se ha impuesto unas condiciones durísimas
de acceso a la profesión, que nos garantizan que se ha hecho todo lo
humana y profesionalmente razonable para que cada uno de los médicos
alcance el nivel óptimo de preparación profesional.
El Médico Interno Residente
es el que presta sus servicios en un hospital a las órdenes de un médico
jefe y con residencia más o menos fija en el establecimiento. Si la
medicina es un sacerdocio, que en muchos aspectos lo es, el período
de M.I.R. es el duro noviciado que hace una
rigurosa selección entre los aspirantes al ejercicio de la medicina.
Es a la vez el período de prácticas y el último obstáculo académico
para ejercer la profesión en la mayoría de sus modalidades. Es una
torpeza por parte de la Administración haberse saltado esta barrera,
no tanto porque los miles de médicos que ésta ha colocado sin pasar
por el M.I.R. no hayan alcanzado finalmente una
preparación homologable a la de quienes sí lo han superado, sino
porque se salta el fuero. La batalla no es contra los médicos
afectados, ni siquiera contra la Administración que ha cometido tamaña
torpeza, sino en favor del fuero.
Si toda la clase médica cuenta con el activo
de un gran respeto y una enorme gratitud por parte de la sociedad, no
le viene llovido del cielo, no le sale gratis, sino que se lo tiene
que ganar durísimamente. Cualquier movimiento, por pequeño que sea,
que la desvíe de esa dirección, es lógico que sea mirado con gran
recelo por todo el colectivo, en especial por los que actualmente están
trabajando duramente en calidad de Médicos Internos Residentes. Es
preocupante que quienes más debieran velar por mantener los altos
niveles de exigencia que se ha impuesto la profesión médica, sean
los que hacen esta labor de zapa.
Vivir años en un hospital en régimen de
Interno, con el objeto de garantizar a los futuros pacientes que el
profesional que se está preparando habrá hecho un recorrido completo
por todas las enfermedades, todas las situaciones, todas las
dificultades que se le puedan presentar cuando entre en el ejercicio
de su profesión, es realmente la dignísima coronación de una
preparación profesional de lujo, que no se da en ninguna otra profesión.
Gracias a que se ha ido reforzando cada vez más en los últimos
decenios la preparación de los médicos, se ha producido un notorio
cambio social en la valoración de los mismos: ha desaparecido prácticamente
el apelativo de "matasanos" que en tiempos tuvieron.
Mariano
Arnal
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