HOSPITAL
I
La hospitalidad ha sido, en nuestra
cultura, algo sagrado, que ha estado bajo la protección de los
dioses, y en cierta manera ha mantenido este carácter, sobre todo
cuando se trata de hospitalidad necesaria. Y es justamente el enfermo
el más necesitado de hospitalidad cuando está fuera de su casa o
cuando no la tiene, que para ellos se inventó el hospital, y
para los sanos, el hospicio. Para los peregrinos, mercaderes y
turistas, la hospedería, el hostal y recientemente el hotel.
Un hospital es, pues, una hospedería o un hotel
para enfermos que no tienen casa.
Durante siglos, hospital, igual que hospicio
eran términos inseparables de la pobreza, de ahí que era un gran
signo de humildad para los grandes dignatarios civiles y eclesiásticos,
ir a morir a un hospital. De ahí también que mientras estuvo vigente
el significado peyorativo de hospital, se prefiriese el nombre de clínica
para los pequeños hospitales, y el de residencia para los
grandes. Fue precisamente la Seguridad Social la que puso de moda esa
denominación.
Del latín hospes / hóspitis
(huésped, forastero, viajero) deriva el adjetivo hospitalis, que
significa hospitalario, propio del que ejerce la hospitalidad, y ya
por derivación, benéfico, generoso. Cubículum hospitale
llamaban los romanos a la habitación del huésped, y hospitalia al
conjunto de habitaciones de los huéspedes. Se denominaba también con
esta palabra al conjunto de derechos y deberes de la hospitalidad.
También hospitium significaba hospitalidad. Hospitium cum
aliquo publice facere era contraer con alguien vínculos oficiales
de hospitalidad, comprometerse a prestarse mutuamente hospitalidad.
Dejemos consignado, por tanto, que hospital nació como adjetivo, que
debía acompañar siempre a un nombre, pero que de tanto ir solo, acabó
convirtiéndose en nombre sustantivo.
Los griegos, que tenían en gran aprecio la
hospitalidad (porque sin ella hubiesen vivido mucho peor), inventaron
el primer contrato de la historia justamente para consolidar las
relaciones de hospitalidad entre las familias. Era el sumbolon
(symbolon), que consistía en una
piedra u otro objeto que partían en dos, quedándose cada uno de los
contratantes con una de las mitades. Al salir de viaje, se llevaba uno
los símbolos consigo y para pedir hospedaje donde creía que se le
debía, sacaba la media piedra para juntarla (sun
ballein / syn
bál.lein) con la del amo de la casa. Si coincidían las dos
mitades, es que había encontrado la casa que buscaba.
Los hospitales surgieron en un principio como
instituciones benéficas a cargo de órdenes religiosas que hacían
del cuidado de los enfermos su obligación y su devoción. La
tecnificación sanitaria de los grandes hospitales los ha convertido
en indispensables. La necesidad de devolverle al enfermo la asistencia
afectiva que sólo la familia le puede dar, está haciendo replantear
el uso de los hospitales.
Mariano
Arnal
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