DEMENCIA
Parece evidente que memoria, mémini, móneo,
mentior / mentiris, miniscor, mens / mentis, pertenecen a una
misma familia léxica. Estamos ante un grupo de operaciones mentales,
probablemente las que los antiguos consideraron principalísimas. La mens
(gen. mentis; inglés, mind) es la facultad mental
toda ella: mente, inteligencia, entendimiento, juicio, corazón, espíritu,
ánimo, alma. Es con toda probabilidad el término más genérico,
intercambiable con todos estos sinónimos, que no son intercambiables
entre sí. Pars divinae mentis es una parte de la inteligencia
divina; mentes animosque perturbare, es perturbar las
inteligencias y los corazones. Y ya en la vertiente de las
deficiencias: Mentem amittere, es perder la razón, perder el
juicio. Inops mentis es el demente, el privado de razón (la
inopia es la penuria, la indigencia). Del que no se entera de lo que
ocurre delante de sus narices, se dice que está en la inopia. Mente
captus es el que está pillado por la mente, tocado, mentecato. Mente
aliquid agitare es remover algo, darle vueltas en la mente; in
mentem venire aliquid alicui,ocurrírsele algo a alguien, venirle
a la mente (a las mientes)
Tenemos en español un sustantivo, mentalidad,
y un verbo, mentalizarse, que vale la pena examinar. Se usa el
primer término para referirnos a toda una forma de pensar y de
sentir: así decimos de alguien que tiene mentalidad de burgués, de
obrero, de campesino, e incluso lo usamos adjetivando mentalidad
directamente: mentalidad burguesa, mentalidad comunista, mentalidad
progresista… En cuanto a mentalizarse, es un término singular:
cuando se ha de enfrentar alguien a algo que no le gusta o le cuesta,
la respuesta es: pues vete mentalizando, o has de ir mentalizándote,
o simplemente mentalízate. Es hacerse a la idea, conformarse con
aquello que es necesario o inevitable. En cuanto al concepto de higiene
mental, tiene la peculiaridad de implicar que determinadas rutinas
que cuestan poco esfuerzo, ayudan a preservar la salud mental. En
efecto, distinguimos claramente entre salud e higiene, aunque en el
fondo tienen el mismo significado: hemos reservado el término salud
en su calidad de opuesto a enfermedad, y el de higiene como conjunto
de actos elementales con los que se procura mantener alejadas
enfermedades que prosperan gracias al descuido y a la falta de higiene
(agua y jabón). El hecho de que se hable de higiene mental significa
que en el comportamiento hay cosas tan elementales para mantener la
salud, como lo son el agua y el jabón en el aspecto físico. Pero la
mente es escurridiza, nadie sabe lo que es. Ni siquiera se han puesto
de acuerdo los filósofos sobre si cuando decimos mente nos referimos
a una de las facultades del alma o a la misma alma, o a ambas a la
vez. Como dice el proverbio chino, podremos medir el cielo y la
tierra, pero nunca la mente humana. No la podemos medir, pero podemos
saber cuándo, por desgracia, se ha descompuesto. Los romanos forjaron
la expresión amens, amentis, con la a privativa, que
significaría en rigor, falto de mente, mentecato, y el
correspondiente sustantivo amentia, que hemos asimilado a
demencia, pero que no es lo mismo: su correlativo griego es para-noia
(paránoia),
que empleamos para una determinada especie de demencia.
Los griegos llamaban nouV
(nus)
a la mente. Es una visión distinta: es una facultad del alma, no la
misma alma, como ocurre con la mens.
Mariano
Arnal
|