CÁNCER
Lo primero que desconcierta al hablante es
que tengan el mismo nombre un signo zodiacal y una enfermedad.
Coinciden ambos en efecto en la palabra latina cáncer
(genitivo, cancri), que significa cangrejo. La constelación
del Cangrejo o Cáncer está en el cielo porque ahí la puso Juno. Se
trata del mítico cangrejo gigante que envió Juno contra Hércules
cuando éste luchaba contra la terrible hidra de Lerna. El cangrejo
consiguió morder en un pie al héroe; pero éste lo mató. En premio
por haberla ayudado, Hera lo colocó en el cielo junto a los demás
signos del zodíaco. Lo que ya no está claro es qué tiene que ver el
cangrejo con el cáncer. La palabra cáncer los latinos, y el término
karkinoV (karkínos
= cangrejo) los griegos lo usaron ya para definir esta
enfermedad. Los diccionarios no ofrecen ninguna pista sobre la relación
entre el cáncer y el cangrejo. Habrá que deducir que sería la forma
de los tumores cancerosos, con alguna smilitud con el cangrejo, o quizá
más bien la cornificación de estos tumores lo que induciría tanto a
griegos como a romanos a ponerle este nombre a la enfermedad.
Los griegos desarrollaron ya todo un grupo léxico
en torno al cáncer: karkinwma
(karkinóma) era un término exclusivo para denominar el tumor
canceroso, el chancro (antiguamente designaba la pequeña úlcera con
tendencia a extenderse y corroer las zonas próximas y luego denominó
especialmente las ulceraciones de naturaleza sifilítica o venérea),
o el cancro (término cuyo significado ha oscilado también). El verbo
karkinow (karkinóo)
lo usa ya Hipócrates con el significado de "estar atacado por el
cáncer" (su significado ordinario era "recurvar en forma de
pinza de cangrejo" o "curvarse"). KarkinwdhV
(karkinódes) significaba
"parecido al cangrejo" y también "canceroso".
Respecto a la extensión y precisión del término, hay división de
opiniones el Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas de Salvat:
da una definición excelente: Tumor
maligno en general y especialmente el formado por células
epiteliales. La característica básica de la malignidad es una
anormalidad de las células transmitida a las células hijas, que se
manifiesta por la reducción del control del crecimiento y la función
celular, conduciendo a una serie de fenómenos adversos en el huésped,
a través de un crecimiento masivo, invasión de tejidos vecinos y metástasis.
La proliferación celular en los tumores malignos no es totalmente autónoma;
además de la dependencia del cáncer respecto del huésped para su
irrigación sanguínea, su crecimiento se afecta por las hormonas, los
fármacos y los mecanismos inmunológicos del paciente. Los cánceres
se dividen en dos grandes categorías: CARCINOMA y SARCOMA. La
Espasa, en cambio, define: Tumor
epitelial maligno, que propiamente es un epitelioma glandular. Se
ha generalizado este nombre a los tumores malignos como el sarcoma,
lo que no puede aceptarse por crear una confusión en la nomenclatura
científica y por no venir justificado más que por una analogía clínica
y no anatomopatológica, que es precisamente lo que debe servir para
clasificar los tumores. Y claro, para cáncer
remite a Carcinoma. Si pasamos al diccionario de R.J. Domínguez
(1895), define el cáncer como tumor
maligno formado por una materia esquirrosa y encefalóidea, que
desorganiza los tejidos en que se desarrolla (skirroV
/skirrós = duro,
endurecido, inveterado). Parece que en
efecto el sarcoma (sarkwma / sarcóma
= excrecencia de carne) se aparta de la idea de dureza de costra
propia del cangrejo (lat.cáncer) que dio origen al nombre.
Mariano
Arnal