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DEL DIA A DIA
- EL DÍA DE LA LUNA -
Identificada con Diana, la diosa femenina de la luz. La mujer, la casa, la familia.Medicina

LA CULTA LATINIPARLA

Cuando uno se tropieza con palabras como ortopedia, acentúa la impresión de que la medicina padece un auténtico empacho de helenismos; una indigestión de mucha entidad. Es frecuente encontrarse palabras puestas ahí sin digerir, y por tanto sin asimilar. Ante tal abundancia de terminología griega, cualquiera diría que uno de los saberes complementarios que más se cultivan entre la clase médica son los conocimientos de filología y cultura latina, pero sobre todo griega. Que han de abundar entre los médicos los amantes de los clásicos, y que debe ser relativamente frecuente encontrar entre ellos cultivadores de las dos lenguas de las que obtienen la mayor parte de su terminología específica. Y puestos a imaginar, se imagina uno que siendo tan grande el peso de estas dos lenguas en la terminología médica, deben dedicarles algún crédito en la carrera. Esas son las impresiones que se sacan atendiendo al bulto que hacen en cualquier libro de medicina, las palabras formadas a partir del latín, y sobre todo del griego. Pero cuando va uno a examinar la calidad de las mismas, una por una, cae en la cuenta de que hay mucho más prurito que amor helenístico. Es el cultismo por el cultismo, y a veces el estrambote por el estrambote. De la palabra "ortopedia" tenemos hasta la fecha de nacimiento (año 1741) y el autor (Andry). Parece ser que este eminente cirujano trabajaba especialmente en la corrección de las malformaciones en niños, y que por eso le dio este nombre a su especialidad, y más concretamente a su método. Su mayor aportación fue el concepto de ortopedia profiláctica, es decir preventiva, a la que llegó gracias al estudio de las malformaciones a que daban lugar las posturas incorrectas de los escolares. Fue de hecho el iniciador de la ergonomía. Es bastante dudosa la interpretación etimológica de ortopedia. El Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas, de Salvat, define la ortopedia como corrección quirúrgica y mecánica de las desviaciones y deformidades en general (por la etimología, de los niños). Es transcripción literal. Insisto en que es dudosa la interpretación etimológica, porque el sufijo –pedia es transcripción directa del griego paidéia, que si bien procede de páis (niño), es un término que se ha independizado de su origen. Más aún, paidéia no procede directamente de páis, sino que se ha formado a partir del verbo paidéuo, procedente también de páis, y que significa educar (no necesariamente, aunque sí generalmente a un niño, porque esa es la edad adecuada para la educación), y también corregir, habituar, enseñar, reprender, castigar. Todos estos significados no hay que ir a buscarlos a un gran diccionario griego, sino que están en cualquier diccionario escolar. Otro tanto ocurre con el sustantivo. Por eso cuesta creer que el forjador de esta palabra no descubriese en el diccionario al que fue a documentarse, que su significado no queda limitado a los niños, y que al forjar el término no quisiera decir lo que le hacen decir sus intérpretes: "correcta educación de los niños". Esto sólo tendría sentido si Andry se hubiese dedicado exclusivamente a niños y ni hubiera pensado siquiera en la posibilidad de aplicar sus técnicas a los adultos (no olvidemos que era cirujano). Ahora bien, en el caso de que hubiese pensado en su aplicación exclusiva a la correcta postura de los niños en la escuela (ortopedia preventiva), la medicina debiera haberla dejado para ese ámbito e inventar otro término para todo lo que hoy llamamos ortopedia.

EL ALMANAQUE dedica hoy su reflexión léxica e esta palabra, ortopedia.