EL ALMANAQUE DE LA MEDICINA Y LA SALUD

La mejor "amiga" del hombre

Nadie pone en tela de juicio que uno de los principales logros de la medicina moderna ha sido, es y seguirá siendo, el hecho de que ha aumentado de manera considerable la esperanza de vida. Aunque este hecho es totalmente plausible, cómo no, lo cierto es que también está contribuyendo a que aumenten significativamente las patologías crónicas y degenerativas relacionadas directamente con la edad.

Si hablamos de este tema y lo hacemos con relación a los caballeros, seguramente en un momento u otro aparecerá la cuestión próstata. La próstata es una glándula exclusiva de los varones, con forma de castaña, que está colocada debajo de la vejiga y por delante del recto. La uretra la atraviesa por el centro, así es que la orina sale de la vejiga atravesando la próstata.

Un porcentaje muy alto de la población masculina experimentará a lo largo de su vida alguna de las enfermedades que se desarrollan más frecuentemente a partir de la próstata.

Como este "calvario" ha acompañado al hombre desde que es hombre (nunca mejor dicho), son muchos los pueblos que han intentado buscar remedios naturales para tratar los problemas derivados de un mal funcionamiento de la próstata. En este sentido los gitanos y especialmente los zíngaros, es decir los que habitan en zonas de Europa Oriental y Central, se "llevan la palma" o mejor dicho se "llevan la calabaza".

¿Calabaza? Sí, la planta de la familia de las Cucurbitáceas, además de su gran valor nutritivo, rica en proteínas, hidratos de carbono, fósforo, provitamina A, vitamina B, C, E es valorada por este pueblo por sus semillas, o sea, por sus pipas. Lo que para muchos es un simple tentempié, para los zíngaros es mucho más. Además de tenerlas en alta estima como alimento afrodisíaco, supieron apreciar y usar sus propiedades terapéuticas.

Propiamente las pipas de calabaza, entre otras muchas cosas, son ricas en ácido linoléico, sales minerales, proteínas, curcubitina, vitamina E, carotenoides y hormonas vegetales. Todo ello favorece la producción de hormonas sexuales masculinas, por lo que algunos aseguran que aumentan la potencia sexual especialmente en edades avanzadas, pero aún más importante es que puede ayudar a prevenir los desórdenes en la próstata.

Sí, las pipas de calabaza se han mostrado eficaces a la hora de plantarle cara a algunos de los síntomas prostáticos al actuar como antiinflamatorio sobre la dichosa glándula. Además de su acción farmacológica antiinflamatoria, de las pipas de calabaza podemos decir que son diuréticas, emolientes, antihelmínticas y ligeramente sedantes. Así es que estarían indicadas en el tratamiento de parasitosis intestinales, cistitis e insomnio.

También, gracias a su contenido en zinc, estimulan el sistema inmunitario por lo que estarían especialmente indicadas para personas de la tercera edad, ya que en esta etapa de la vida se suele sufrir déficit de este elemento.

Así es que si ves a un zíngaro comiendo pipas de calabaza, aún más si es mayor, seguramente pensarás que tiene problemas de próstata o que está preocupado por la "libido" o que tiene un déficit de zinc; a saber, a lo mejor nos equivocamos del todo y únicamente es que es un apasionado de la pipa de calabaza, la mejor "amiga" del hombre.