INDUCCIÓN-DEDUCCIÓN
Como dice Aristóteles, al que ignora cuál es el objeto de la
ciencia que estudia, no le es fácil llegar a saber en qué cosas se consigue dicho
objeto, y de qué manera. (Gran ética, libro I, cap.I). Eso ocurre también en la
enseñanza: sin plantearnos siquiera cuál es su objeto, y cuáles son los medios idóneos
para alcanzarlo, hemos optado por el método deductivo, aquel en que el saber ya
está fijado, y lo único que se necesita es un depósito proveedor, llámese profesor,
llámese libro; el papel del alumno es el de receptor. Como en el "hit" animado
del ordenador cuando se le da al comando copiar, van pasando documentos de una carpeta a
otra, tal y cual; así es el método deductivo: sacar de la carpeta fuente para almacenar
en la propia carpeta.
Vamos a clarificar las palabras: tanto inducción como deducción
están formadas por el verbo duco, dúcere, ductum, que significa llevar,
transportar, acompañar. No tenemos el simple, que sería "ducir", pero sí
tenemos en cambio una colección muy extensa de derivados: aducir, aducción, conducir,
conducción, conductor, conducente, conducta, conductismo, reconducir, deducir,
deducción, deductivo, inducir, inducción, inductor, inductivo, obducción (tecnicismo
médico), reducir, reducción, reductor, seducir, seducción, seductor
La inducción
y la deducción se diferencian en el prefijo: in es de
dirección, de entrada; y de es de extracción, de salida. Pero esto sólo
no clarifica los conceptos: nos falta establecer el término a quo (desde el cual =
el punto de partida) y el término ad quem (hacia el cual, es decir el punto de
llegada). Se sobreentiende (aunque no se explicita en la palabra) que el término a quo
(es decir del que se de-ducen o extraen los conocimientos) es el depósito natural de los
mismos: el maestro o el libro, que previamente nos han hecho el trabajo de in-ducir de la
realidad, y por tanto nos ahorran el trabajo de extraer los conocimientos directamente de
la realidad y nos dan ya resuelta su organización en órdenes y categorías y su
definición; las fuentes del saber nos amamantan como la madre a sus hijos, en tal forma
que éstos no necesitan ni ir a buscar el alimento a la dura naturaleza, ni prepararlo, ni
masticarlo
todo ese trabajo nos lo da ya resuelto el alma mater, la escuela o
el maestro. El término ad quem es el alumno, el que aprende: tanto en el método
inductivo como en el deductivo. La diferencia está en que en el sistema inductivo el
alumno obtiene los conocimientos directamente de la fuente, es decir de la realidad,
mientras que en el deductivo obtiene esos mismos conocimientos a través de un depósito,
que hace de intermediario entre él y la realidad, que se le ofrece de tal manera
estructurada y empaquetada, que muy a menudo es todo ese maravilloso artificio el que
aleja a muchos de la comprensión de la realidad cuyo conocimiento se pretende transmitir.
¿Que mediante procedimientos inductivos es poquísimo lo que podemos llegar a saber?
Ciertísimo. Pero más vale poco que nada; y sobre todo, más vale conservar la fe en la
propia capacidad de saber, que perder del todo la fe en sí mismo, al chocar una y otra
vez con esos paquetes integrados y compactados de cosas cuya reconversión en relidad es
para muchos muy difícil y para algunos imposible.